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Viviendo, el alma duda, y aunque en todo se siente el fin supremo claro, visible y trasparente, se envejece del vicio en negra esclavitud; el hombre olvida el gérmen de su orígen divino, que á todos roban algo las zarzas del camino, su vellon á la oveja y al hombre su virtud.

Pero aqueja la pobreza pública, al par que crecen los dispendios de la corte, y se piensa en leyes suntuarias; leyes inoportunas, ineficaces, contra las que representan los mercaderes y quedan sin efecto; es necesario encontrar dinero á todo trance, y se aumenta el valor de la moneda de vellón; expone los inconvenientes de esta medida el docto Mariana en su libro De Mutatione monetæ, y el bueno, el sabio Mariana es perseguido; á la torpeza sigue la tiranía.

Quiero distraerme con el trato de multitud de gentes, ver diversidad de espectáculos, visitar el mundo, la sociedad, asistir a tertulias donde se hable de muchas cosas que no sean lord Gray: quiero que mi pensamiento se enrede aquí y allí, se desparrame pasando y repasando por distintos caminos, para dejarse un vellón de lana en cada flor, en cada espina.

Apareció en la puerta una enorme barba a la cual estaba pegado un hombre. De entre aquel enorme vellón castaño salió una voz seca y desabrida que dijo: El chocolate. En seguida, Sr. Zagarramurdi. Tome usted esta carta que han traído para el Sr. D. Carlos. ¿Qué tal está hoy? Mal respondió el de la barba dando media vuelta y desapareciendo por donde había venido.

»Por una vela de cera, cuatro reales de vellón. »Por asistencia, dos ducados. »Por derechos de carcelaje, ocho ducados. »Todo lo cual monta la suma de cuarenta y siete ducados y cuatro reales de vellón. Ginés PiedrahitaDebemos advertir, que de esta cuenta sólo leyó don Juan la suma total. ¿Traes contigo dinero, Clara? dijo don Juan. , por acaso; ¿qué se necesita?

Las flores de este campo no crecen más de lo que alcanza el vellón de un carnero; es menester bajarse para verlas; pero su aroma es delicioso, y cuando se cogen para desenrollar sus hojas con los dedos y examinar su textura, sus corolas, sus estambres o sus colores, el corazón admira a la Providencia, que se ha tomado tanto cuidado para estas germinaciones del musgo como para los vegetales gigantescos de las selvas.

Algunas nubecillas leves y blancas, como copos de vellón, flotan, no obstante, por la atmósfera; los rayos del sol las tiñen a veces de color de rosa; resbalan lentamente por el cristal del firmamento; en ocasiones descansan breves momentos sobre la cima de los peñascos más altos, como si viniesen adrede a proteger los secretos amores de los genios de la montaña.

Conviene que te registres bien el cuerpo todo, a ver si tienes en él algún lunar o seña por donde la marquesa venga en conocimiento de que eres hija de su hija; que yo he leído casos semejantes, en los cuales un lunarcillo, un ligero vellón o cosa así han bastado para que encarnizados enemigos se reconocieran como hijo y padre y como tales se abrazaran. De esto están llenas las historias.

También vinieron a verle Oricaín y Zugarramurdi, que le habían abandonado cuando cayó prisionero. Recibioles con indiferencia, y ellos se retiraron pronto. La cara de Zorraquín, que rapada era bondadosa, desaparecía ya entre un vellón áspero, negro y erizado, como bala de lana sin cardar.

Persistiendo en su metáfora pastoril, exclamó: , hija mía; mi dolor sería inmenso si por imprevisión y descuido te dejase yo caer entre las garras de la infame bestia que anhela devorarte y viese el cándido vellón de la cordera teñido en sangre y manchado con la impura baba del monstruo. Es menester que yo te defienda y te ponga en salvo. Por sola no puedo vigilarte.