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Actualizado: 2 de junio de 2025


Acababa de cumplir veintiocho años cuando estalló la guerra de 1870, que hizo sufrir al país la vergüenza de las derrotas. El señor Bontemps fue muerto en Gravelotte. A su lado, Pablo combatió valientemente. Pasada la tormenta, se vio que estos horribles acontecimientos, la guerra primero, y luego la Comuna, habían herido mortalmente la fábrica de Creteil.

Como que ha estao veintiocho años en una fábrica de gaseosas, cumpliendo como una presona desente, sin que nadie le pusiera farta. ¡Y vienes ahora, voceras, a meterte con él, poniéndole peros y fartándole como si fuese un mal cristiano!... ¡Que no lo quiero, vaya!... ¡Que te quees con él!

Cuatro años y medio ha durado la publicación, plazo relativamente corto y que aún lo parecerá más si se atiende a que la obra consta de quinientos veintiocho pliegos, a que ha sido preciso obtener de nuestros artistas, algunos de ellos avecindados en Barcelona y en el extranjero, mil doscientos dibujos próximamente, enviarlos fuera de Madrid casi siempre, para la elaboración de los clisés, y estampar al fin estos con la prolijidad y el esmero que exige tal trabajo.

El menea la cabeza desaprobando, y dice que hubiera sido mejor comunicarle el descubrimiento que habían hecho. Después al abandonar la sala, se le oye murmurar palabras como «veintiocho años de servicios» y «bromas de chiquillos». Gertrudis y Juan cambian una mirada de inteligencia que quiere decir: «¡Qué aguafiestas

17 de marzo de 1814. Se encuentra refugiada en mi casa mi hija Cecilia, que ha venido huyendo del Franco-Condado; el día 9 de marzo alumbró entre el tronar de los cañones y los gritos lastimeros de los heridos. Por todas partes hay soldados; estamos abrumados de gentes a quienes alimentar; tenemos un general en casa, y damos de comer a los que le acompañan, en número de veintiocho.

Era una mujer de veintiocho a treinta años, menuda de cuerpo, el rostro pálido y expresivo, los ojos y el cabello muy negros, boca pequeña y nariz ligeramente aguileña. ¿Cómo se encuentra usted, Amalia? dijo el caballero, sin responder a la exclamación, ocultando bajo una sonrisa la ansiedad que a su pesar se le traslucía en lo tembloroso de la voz. Estoy mejor... Muchas gracias.

D. Acisclo, así llamado desde que cumplió cuarenta y cinco años, y que sucesivamente había sido antes, hasta la edad de veintiocho a treinta, Acisclillo y tío Acisclo después. El don vino y se antepuso, por último, al Acisclo, en virtud del tono y de la importancia que aquel señor acertó a darse con los muchos dineros que honrada y laboriosamente había sabido adquirir.

No podemos olvidar en nuestra dedicatoria a los amigos de la comarca donde vivió ella, los servidores ya viejos que no pronuncian su nombre sin verter una lágrima, ni a los labradores, cuyas pisadas desde hace veintiocho años, han privado de crecer hierba en el camino que conduce a su sepultura. Saint-Point, 2 de noviembre de 1858. Hoy es el 2 de noviembre, día llamado de difuntos.

Marta Körner era una rubia de veintiocho años, muy fresca, llena de grasa barnizada de morbidez y suavidad; su principal mérito físico eran sus carnes; pero ella buscaba ante todo la gracia de la expresión y la profundidad y distinción de las ideas y sentimientos.

El año 852 se halla en su tercio final: veintiocho cristianos han muerto á manos de los verdugos del Amir; su obispo y su mas caro maestro conocen ya el rigor de las prisiones. ¡Ay de los que se atrevan en lo sucesivo á desafiar su saña!

Palabra del Dia

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