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Actualizado: 19 de noviembre de 2025
Dexese la ciudad á la siniestra Mano, dixo Mercurio, el bagel vaya Y siga su derrota por la diestra. Hacer al Tiber vimos blanca raya Dentro del mar, haviendo ya pasado La ancha Romana y peligrosa playa. De lexos vióse el aire condensado Del humo, que el estrombalo vomita, De azufre, y llamas, y de horror formado.
La criada me dice que se ha vestido tres o cuatro veces, y ha vuelto a desvestirse, y a despeinarse, y se ha echado sobre la cama, desesperada, lastimándose la cara y llorando. Después despidió a la criada, y se quedó vistiéndose sola. ¡Juan! ¡vaya a ver qué tiene!
Las dos se sonrieron satisfechas de la humillación que creían arrojar sobre Elías, retirándole momentáneamente su confianza. Pues si no puede ser, me retiro. Vaya usted con Dios. Si se ofrece algo, señoras ... dijo el realista. Y contra lo que ellas esperaban, el realista se marchó, dejándolas muy contrariadas. ¡Ay! exclamó Salomé, ¿será posible? ¿Qué? dijo Paz alarmada.
Item, que los dias de ayuno no se entienda que los ha quebrantado el poeta que aquella mañana se ha comido las uñas al hacer de sus versos. Item, se ordena que todo poeta que diere en ser espadachin, valenton y arrojado, por aquella parte de la valentia se le desague y vaya la fama que podia alcanzar por sus buenos versos.
Y está dispuesto a hacer todo lo que esté de su parte por que le quieras mucho. ¿No es verdad que serás siempre obediente a tu mamá, y no la darás ningún disgusto? El muchacho afirmó otra vez con la cabeza. Vaya, dala un beso ahora.
Entonces repuso la señorita, irá usted en la americana. Al mismo tiempo dirigió por primera vez sus ojos hacia mí, y lanzándome una mirada en que vi estallar el rayo: Señor Odiot dijo con una voz breve de mandato, vaya á decir que preparen el carruaje.
Simoun no le pudo disuadir; el comerciante no quería cuadros al óleo, no vaya alguno á atribuirlos á artistas filipinos... ¡él, sostener á artistas filipinos, nunca! en ello le iba la paz y acaso la vida, ¡y él sabía como hay que bogar en Filipinas!
El andaluz, sentado en el fondo, sonrió mirando al capitán. «¡Vaya un tío!...» Celebraba interiormente que uno de la tierra hubiese puesto en fuga á los bebedores gritones y brutales que tanto le molestaban otras tardes. Consultó Ulises su reloj: las siete y media. Ya había espantado á toda aquella gente que inspiraba terror á Freya. ¿Qué le quedaba que hacer allí?... Pagó y salió.
Bastante más tarde, con previas toses y resonar de pies, entró Antoñona en el despacho diciendo: ¡Vaya una plática larga! Este sermón que ha predicado el colegial no ha sido el de las siete palabras, sino que ha estado a punto de ser el de las cuarenta horas. Tiempo es ya de que te vayas, don Luis. Son cerca de las dos de la mañana. Bien está dijo Pepita , se irá al momento.
Por otra parte, ¿de qué había de hablar en aquella ocasión un mozo sin historia, a dos mujeres que estaban interesadas en conocer hasta su modo de dormir? ¡Vaya si les iba cautivando la atención! Tenía que leer la cara de la marquesa, particularmente cuando el relatante expuso el plan de su malograda novela y apuntó las dudas que le asaltaron en lo más interesante.
Palabra del Dia
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