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Actualizado: 14 de julio de 2025
Vacilaba como si tuviese miedo á parecer importuno, pero añadió: Te aconsejo que no intentes ese viaje. Sé cómo piensan nuestros hombres: no cuentes con ellos. Hasta el tío Caragòl, que sólo se ocupa de su cocina, te criticará... Tal vez te obedezcan porque eres el capitán, pero cuando bajen á tierra no serás dueño de su silencio... Créeme: no lo intentes.
Mientras vacilaba entre el pudor y la necesidad, la vieja sirvienta, aterrada, al parecer, por la mirada hambrienta que fijé sobre ella, cortó la cuestión, cerrando bruscamente la puerta. Entonces, tomé mi partido, resolviéndome á ayunar hasta el día siguiente.
Y su asombro, su sorpresa, no le permitieron lanzar otra exclamación. Luego se encolerizó. ¡Echala!... Que la agarren dos hombres y la pongan en el muelle, aunque sea á viva fuerza. Pero Tòni vacilaba, no atreviéndose á cumplir tales órdenes, y el impetuoso Ferragut se lanzó fuera del camarote para realizar por sí mismo lo que había mandado.
Y como vacilaba en un mar de dudas, pasó el tiempo en hacer prevenciones, con que disimulaba su manejo, que pudiera haber variado con las repetidas pruebas de fidelidad y bizarria que le tenian dadas los vecinos de la Plata, que justamente se han quejado del concepto que le merecieron, porque consideraba no eran capaces de sostener operaciones ofensivas en campo abierto sin el auxilio de los veteranos que se esperaban: lo que debiera haber tentado sin esta circunstancia, pues algo se ha de aventurar en los casos estremos, en que no se presenta otro recurso.
Allí estaba reunido un pueblo, dispuesto á una gran manifestación. Confuso y como asustado de su empresa, la muchedumbre vacilaba, no tenía fijeza ni determinación: sin duda allí faltaba algo. Lázaro quiso dominarse rechazando la tentación. Se alejó del pueblo y volvió á acercarse á él. "Sí pensaba, aquí falta algo: falta una voz."
Mirolas Isidora con codicia, alargó su mano hacia la mano de Augusto... De repente se contuvo diciendo: «No; todavía soy noble. ¿En qué consiste tu nobleza? En que no recibo limosna... Pero por ser de ti...». Vacilaba, mirando alternativamente al rostro y la mano de Miquis. De súbito lanzó una exclamación no muy delicada y dijo: «¿Sabes?..., ya se me ha ido la delicadeza. Venga el dinero».
El joven Telémaco no vacilaba en sus venganzas. De pequeño interrumpía sus diversiones para «trabajar» en el recibidor, junto al perchero vecino á la puerta. Y el pobre catedrático encontraba abollado su sombrero de copa, con los pelos en desorden, ó salía llevando en las haldas del gabán varios salivazos.
Otra cosa eran las artes del dibujo, y en este punto el atildado pendolista no vacilaba en sostener que con la pluma hacía, si no prodigios, arabescos muy agradables; el arabesco era su dibujo favorito, porque se enlazaba con sus facultades de escribiente, y además también tenía cierto parecido con la música por su vaguedad e indeterminación.
2 Si probáremos a hablarte, te será molesto; pero ¿quién podrá detener las palabras? 3 He aquí, tú enseñabas a muchos, y las manos flacas corroborabas. 4 Al que vacilaba, enderezaban tus palabras, y las rodillas de los que arrodillaban esforzabas. 5 Mas ahora que a ti te ha venido, te es molesto; y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.
Y corrían los meses y la causa iba con pies de plomo, y el pobre diablo se encontraba metido en un dédalo de acusaciones, y el fiscal veía pruebas clarísimas en donde todos hallaban el caos, y el juez vacilaba, para dar sentencia, entre horca y presidio. Pero la Providencia que vela por los inocentes, tiene resortes misteriosos para hacer la luz sobre el crimen.
Palabra del Dia
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