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Actualizado: 14 de julio de 2025
Pero el segundo, en vez de dar explicaciones, se limitó á responder, cada vez más terco y enfurruñado: ¡No!... ¡no! Pero ¿por qué no? insistió Ferragut, impacientándose, con un temblor de cólera en la voz. Tòni, sin perder energía en sus negativas, vacilaba, confuso, desorientado, rascándose la barba, bajando los ojos para reflexionar mejor. No sabía explicarse.
Pirovani, que vacilaba hasta poco antes por creer disparatado el reto de Canterac, se levantó de su sillón con aire resuelto. Entonces dijo , si á usted le parece bien, no hay más que hablar. Me batiré con el francés y me batiré si es preciso con medio mundo, para que usted se convenza de que soy digno de su estimación.
No vacilaba y no discutía con mi destino: tenía suficiente energía, suficiente orgullo para vivir sola aun en el extranjero. Pero temblaba por Marta, que, menos que nunca, podía vivir sin consuelo ni afecto. El día de su casamiento parecía todavía muy lejano.
Eres una ingrata, una mala hija... Después de lo que he hecho por ti, me niegas este último consuelo... ¿Es esto caritativo? La anciana se agitaba, presa de una excitación febril y balbucía palabras entrecortadas. Liette vacilaba...
La misma Refugio le abrió la puerta, y sorprendiose mucho de verla. Rosalía, turbadísima, vacilaba entre la risa y la seriedad, no sabía si aplicar a la de Sánchez el trato familiar o el trato fino. El caso era muy extraño y encerraba un problema de sociabilidad de muy difícil solución. Desde la puerta a la sala no hubo más que medias palabras, frases cortadas, monosílabos.
Pero ahora ya no quería mentir; estaba enamorada de su Jules, enamorada frenética, con celos de fiera al ver que se lo disputaban otras más jóvenes; y para atraérselo para siempre, legalizando su situación, no vacilaba en atropellar al amante rico, en destrozarle el alma con su cínica franqueza.
Platón vacilaba, no dando a Segunda todo el crédito que esta creía merecer. «Ea, que me voy cargando... y quien va a traer el juez soy yo afirmó el anciano, dando una patada . El chico está donde debe estar, y bien saben que yo no miento. Y si no, pregúntenle a su madre».
A pesar del deseo que tenía de mostrar firmeza á estas gentes, me fué imposible no tropezar una ó dos veces en la escalera: la cabeza me vacilaba. Al entrar en mi cuarto, ordinariamente helado, tuve la sorpresa de hallar en él, una temperatura tibia, sostenida suavemente por un fuego claro y alegre.
Su mirada recorrió aquel brazo hasta el hombro, hasta el cuello, hasta el blanco rostro que sonreía fijamente. Sostenido por los dos brazos de su padre, se levantó. Vacilaba sobre sus piernas, como un toro que ha recibido un hachazo. ¡Por Dios, hijo mío, vuelve en ti! exclamó el anciano tomándolo por los hombros. La desgracia se ha consumado. Somos hombres, tenemos que resignarnos.
Juanita no se arrepentía nunca de lo que había hecho, después de haberlo reflexionado bien o mal; pero si su voluntad era firme y hasta terca, su entendimiento vacilaba y cambiaba a menudo, porque, sucesivamente cuando no al mismo tiempo, veía el pro y el contra de todas las cosas. Al hallarse en presencia de don Andrés le asaltaron dudas y sintió algo como remordimiento.
Palabra del Dia
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