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Con la osadía del cortesano corrido, llegó a apoderarse de una de sus manos y a retenerla entre las suyas. Sorprendiose al observar que la niña no la retiraba. Era una mano de virgen, maciza y fría, un si es no es grande, pero perfectamente torneada: le hizo recordar las de la generala, largas y descarnadas y siempre ardorosas.

Sin embargo, lo hizo, tomando en seguida las de Villadiego. Pero, al mirar hacia atrás, sorprendiose al ver el sombrero fuera de su sitio y a Sandy sentado y mirando a todos lados como para orientarse.

El estilo dominante de la función era el de la penosa medianía; el melodrama no fue bastante malo para reír ni bastante bueno para conmover los espíritus. Pero, el maestro, volviéndose aburrido hacia la niña, sorprendiose y sintió algo como vergüenza, al reparar en el efecto singular que causaba en aquella naturaleza tan sensible.

Que enganchen. Sorprendiose la vieja de verla tan madrugadora; mas obedeció sin resistencia, y al cabo de media hora se apearon ambas ante el pórtico de San Isidro el Real. Esperad aquí dijo Paz al lacayo. ¡Qué capricho! murmuraba la dueña modernizada. ¡Al demonio se le ocurre venir tan lejos a misa! No vamos a misa.

Su tez se puso pálida como la cera, y él mismo sorprendiose de su incesante suspirar y de aquella honda congoja de su pecho, todo dolorido de amor y de ansia. Algunas mañanas íbase a ballestear palomas a lo largo del vallado que separaba las dos heredades.

Sorprendióse el marqués y miró a su montero con desconfianza. Jamás perdonaba Primitivo la ocasión de acompañarle, y extrañaba su retraimiento entonces. Por la imaginación de don Pedro cruzaron rápidas vislumbres de recelo; y como si Primitivo lo adivinase, probó a disiparlo. Yo tengo ahí que atender al rareo del soto de Rendas.

La misma Refugio le abrió la puerta, y sorprendiose mucho de verla. Rosalía, turbadísima, vacilaba entre la risa y la seriedad, no sabía si aplicar a la de Sánchez el trato familiar o el trato fino. El caso era muy extraño y encerraba un problema de sociabilidad de muy difícil solución. Desde la puerta a la sala no hubo más que medias palabras, frases cortadas, monosílabos.

Por lo que hace al tercer cazador, sorprendióse el jinete al notar que era un sacerdote. ¿En qué se le conocía?

Cuando sonaba la hora de la llegada de Juan, acechaba sus pasos en la escalera. Al principio lo hacía maquinalmente, ansiosa de ver calmarse a su padre; pero una noche sorprendiose de esperar a Juan tan febrilmente... ¡Cómo, su camarada de la infancia la preocupaba hacía algún tiempo! ¿Era, pues, un hombre nuevo o lo había desconocido hasta entonces?