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Actualizado: 26 de junio de 2025
Cuando las exigencias del partido le hacían abandonar la ciudad, era su esposa, la enérgica doña Bernarda, la que atendía las consultas, dando respuestas, en concepto del partido, tan acertadas y sabias como las del quefe. Esta colaboración en el sostenimiento de la autoridad de la familia era lo único que unía a los esposos.
Y sus ojos se dirigían con mayor complacencia cada vez hacia la señora Liénard. Decíase que la viuda tenía ya sus veintisiete años, que unía a un espíritu encantador, un corazón honrado, rectitud de juicio y gran sensibilidad; que sería a la vez una excelente ama de casa y una compañera ciertamente deseable.
Batiste y su familia no se dieron cuenta de cómo se inició el suceso inaudito, inesperado; quién fué el primero que se decidió á pasar el puentecillo que unía el camino con los odiados campos. No estaban en la barraca para fijarse en tales pormenores.
Pero lo que sobre todo hacía agradable aquella casa, era la misma Sra. de Figueredo, que unía a su elegancia, discreción y hermosura, el carácter más franco y regocijado. Del sitio en que ella se presentaba, salía huyendo la tristeza. En torno suyo y en su presencia, no había más que conversaciones apacibles o jocosas, risas y burlas inocentes, sin mordacidad ni grave perjuicio del prójimo.
Las rosas Niel y las yedras, que plantó contra las paredes, guarnecen ahora las ventanas; no puedo abrirlas sin creer ver a María Teresa con sus delicadas manos llenas de tierra, plantando las enredaderas... ¡Qué buenos tiempos eran aquéllos! Ella tenía catorce años, tú veintitrés, yo veinte. ¡Qué dulce compañerismo nos unía entonces! ¡Y cómo nos trataba mi buena hermanita!
En Trembles siempre era recibido con mucho cariño, y Domingo le perdonaba la mayor parte de sus rarezas en gracia a la vieja amistad que les unía, y en la cual D'Orsel ponía, por cierto, todo lo que le quedaba de corazón.
Por una escalera de piedra bajaron hasta la orilla y pasando entre los obreros, los corredores, los marineros y los mendigos, se dirigieron hacia el tablón que unía el yate con el muelle. Al aproximarse, un joven alto y moreno apareció en la borda y salió á su encuentro. Aquí está el señor de Tragomer dijo la más joven levantándose el velo como con prisa de ver mejor.
En la alegría de su triunfo, comenzaba a pensar en la boda de su hijo con Remedios, y levantando una punta de su reserva de gran señora, trataba a don Matías como de la familia, ensalzando el afecto cada vez más vivo que unía a los chicos. Pues si se quieren decía el burdo ricachón, por mí que sea la boda cuanto antes.
Siempre que les unía la necesidad de defender sus derechos, pensaban inmediatamente en Ulises. Ninguno escribía como él.
Pero en ella había contraído matrimonio, en ella habían nacido sus hijos y sus nietos, y la gente acabó por olvidar su origen, viendo en él á un compatriota que era motivo de orgullo para la provincia. Un sentimiento de gratitud se unía á la general admiración.
Palabra del Dia
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