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Actualizado: 24 de julio de 2025
Ya me daba a mí un tufillo que este don Juan no caminaba tan derecho como Dios manda y al rey conviene. Verdad que hay en él un aire de tuno que no es para envidiado, y que no me entró nunca por el ojo derecho a pesar de sus zalamerías y dingolodangos. Y cuando el virrey que ha sido su amigote me intima que le eche la zarpa, ¡digo si habrá motivo sobrado!
A tu primo no le gustan más que las casadas. ¡Valiente tuno! dijo Fortunata moviendo la cabeza, como quien comprende tarde lo que debió de comprender antes. Estos solterones vagabundos y ricos son así... Están viciosos, estragados, mimosos; y como se han acostumbrado a hacer su gusto, piden mediodía a catorce horas.
Tal vez un tuno que pasó por la calle. Ellas se han estado muy calladitas. Se me figura dijo doña María sin perder la dignidad en su cólera que no tendré que hacer grandes averiguaciones para saber quién ha motivado esta amorosa epístola. Tú, Inés, tú has sido. Hace tiempo que sospechaba esto... Nuevo silencio.
¡Ah, tuno! exclamó Jacinta con ira cómica, aunque no enteramente cómica . Agradece que estamos en la calle, que si no, ahora mismo te daba un par de repelones y de cada manotada me traía un mechón de pelo... Con que casarte... ¡y me lo dices a mí!... ¡a mí!
El tuno de Simón llevaba del brazo á dos robustas muchachas, á las que juraba amor eterno, y entre las últimas filas descollaba la elevada estatura de Tristán, en cuyo ancho hombro se sentaba una chicuela pescadora de quince abriles, que un tanto asustada asía con ambas manos el casco del gigante.
Cuentan que un fraile con ribetes de tuno y de filósofo, administrando el sacramento del matrimonio, le dijo al varón: Ahí te entrego esa mujer: trátala como a mula de alquiler, mucho garrote y poco de comer.
Una sonrisa feliz y socarrona á la vez se dibujó en sus labios. Pero no será de vacío, ¿verdad? ¡Ah gran tuno, ahí te duele! profirió Pepón sin dejar de reir y metiendo de nuevo el puño por el estómago á su futuro yerno, que se dobló como un arco. Luego añadió gravemente: Eso no se pregunta siquiera, Quino. Yo no soy rico, pero mientras estéis en mi compañía no os faltará la borona y el potaje.
Y su zozobra era tal, que por poco se echa de la cama, cuando Juan se apartó de ella para ir hacia la suya... «¿Pero qué? pensó , ¿se arrepiente este tuno de lo que ha dicho?... ¿Es que no quiere contarme nada?...». «Abur, hombre» dijo en alta voz con despecho. Si vuelvo, si voy allá en seguida... Mi mujer gasta un genio muy vivo.
Pensaba el muy tuno que lo mejor era cortar por lo sano, planteando la cuestión desde el primer momento con limpieza y claridad. La salita en que estaba tenía ese lujo allegadizo que sustituye al verdadero allí donde el concubinato elegante vive aún en condiciones de timidez y más bien como ensayo.
¡...ajo! so tuno, ¿qué modo de barrer es ése? ¿Te parece ¡...ajo! que yo te pago para que me dejes la mitad de la porquería entre las piedras? ¡...ajo! ¿Es esto gratitud? ¡...ajo! ¿Es esto vergüenza? ¡...ajo! A veces él mismo en el entusiasmo del discurso empuñaba la escoba y se ponía a dar al barrendero una lección de su oficio.
Palabra del Dia
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