United States or Vanuatu ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero según se iban alejando amortiguábanse las amenazas del maestro. Después, cuando estaba agotada sin éxito alguno esta maniobra, iniciaban los pescozones y repelones á todo correr. ¡Lladres! ¡lladres! Y lanzándoles este insulto, les tiraban de la oreja y se alejaban trotando, para retroceder un poco más allá y repetir las mismas palabras.

Cuando se enfurruñaba creeríase que hacía las cosas mal adrede. Le mandaban esto y se salía con lo otro. No se pueden contar las faltas que cometió en una hora. Bien decía doña Lupe que tenía los demonios metidos en el cuerpo y que era mala, pero mala de veras, una sinvergüenza, una mal criada y una calamidad... en toda la extensión de la palabra. Y mientras más repelones le daban, peor que peor.

Vino mi amo y como me halló durmiendo y no sabía la asquerosa aventura, enojóse y comenzó a darme repelones con tanta prisa, que a dos más, despierto calvo. Levantéme dando voces y quejándome, y él, con más cólera, dijo: ¿Es buen modo de servir ése, Pablos? Ya es otra vida. Yo, cuando decir «otra vida», entendí que era ya muerto, y dije: -Bien me anima V. Md. en mis trabajos.

¡Ah, tuno! exclamó Jacinta con ira cómica, aunque no enteramente cómica . Agradece que estamos en la calle, que si no, ahora mismo te daba un par de repelones y de cada manotada me traía un mechón de pelo... Con que casarte... ¡y me lo dices a !... ¡a !

Por espacio de diez segundos imperaban la confusión y el desorden, y había empujones, pellizcos convulsivos, arañazos, violentos repelones; pero apenas iban aproximándose a las cercanías de la Fábrica, donde el severo reglamento prohibía los escándalos, cesaba el griterío, comenzaba el torrente femenil a precipitarse dentro del patio, y restablecíase la paz, ya que no la serenidad interior, en la fiel imagen abreviada de la nación española.

El alguacil les recogía las varas y cayados, considerándolos armas ofensivas, incompatibles con el respeto al tribunal. Los empujaba luego hasta dejarlos plantados á pocos pasos de los jueces, con la manta doblada sobre las manos; y si andaban remisos en descubrirse, de dos repelones les arrancaba el pañuelo de la cabeza. ¡Duro! Á esta gente socarrona había que tratarla así.

Sólo cuando a doña Martina su madre le venía en mientes sacarlo a paseo o llevarlo a misa o de visita a alguna casa se le podía ver; mas para esto era necesario que aquella señora le condujese al piso segundo y se encerrase con él en un cuarto que pudiera llamarse de las abluciones; al cabo de media hora después de haber sufrido una razonable cantidad de repelones, estirones de orejas y bofetadas, que doña Martina creía indispensable asociar siempre a su tarea, salía el buen Enrique lloroso y suspirando, pero más limpio que una patena.

Mientras tanto Pacha administraba una buena dosis de pellizcos y repelones á su hermanita ¡por rebelde! ¡por mentecata! y ésta protestaba también, aunque no con gritos, sino de un modo virginal con sentidos sollozos y lágrimas. Todo lo cual se celebraba en la tertulia con algazara.