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Actualizado: 17 de junio de 2025


Cuanto más triste la lengüeta de la trompa, más esperanza, más alegría dentro de . Todo esto es salud, nada más que salud. He traído al Vivero algunos libros de mi padre. Hacía muchos años que no los había abierto. Quintanar los tenía en los cajones más altos de sus estantes. ¡Qué impresiones!

Saliendo al alto, y siendo traspasado Un poco de pantano que allí estaba, El Capitan á priesa ha caminado; Los once de á caballo que llevaba Siguieron con esfuerzo denodado: La trompa con presteza resonaba En ellos, Santiago, Santiago, Y oid un bello lance y gran estrago.

Lagarmitte tocó la trompa, hinchándosele las mejillas hasta las orejas, y los grupos que aún se hallaban dispersos a lo largo de los senderos y a las orillas de los bosques apresuraron el paso para llegar a tiempo. Momentos después aquella muchedumbre de gentes se hallaba reunida frente a la fábrica de aserrar.

Puesto que conocéis á mi hermano, hacedme la merced de indicarme el más corto camino para su casa. Antes de que pudiera contestar el bandolero se oyeron las sonoras notas de una trompa de caza y vió Roger un hermoso caballo blanco que pasó á la carrera entre los árboles á corta distancia, seguido de la traílla y de numerosos cazadores.

Algunos bandidos más audaces se apoderan de su trompa de succión é intentan extraerla del pozo.... Interrumpo al naturalista.

Pero los que conocen bien al animal dicen que sabe de arrepentimiento y de ternura, como un cuento que trae un libro viejo que publicaron, allá al principiar este siglo, los sabios de Francia, donde está lo que hizo un elefante que mató a su cuidador, que allá llaman cornac, porque le había lastimado con el arpón la trompa; y cuando la mujer del cornac se le arrodilló desesperada delante con su hijito, y le rogó que los matase a ellos también, no los mató, sino que con la trompa le quitó el niño a la madre, y se lo puso sobre el cuello, que es donde los cornacs se sientan, y nunca permitió que lo montase más cornac que aquél.

¡Era el punto de comparación que teníamos para darnos cuenta de la magnificencia de los palacios encantados que en sus cuentos nos describía el trompa Gareca, aquel viejo veterano que recibió el Sol del Ecuador a las órdenes de San Martín, que fue asistente del general Paunero en la guerra del Paraguay y que hoy duerme el sueño del olvido en las soledades de Las Manzanas!

Imitad su constancia y bizarría Y el alto ejemplo que su vida abona, Que de la Patria en el hermoso dia El pueblo os ceñirá sacra corona, Y vuestra muerte con guerrera pompa Publicará la fama con su trompa.

Y gruñendo y sin hacer caso de las disculpas del P. Irene que trataba de esplicarse frotándose la trompa para ocultar su fina sonrisa, se fué al cuarto de billar. P. Fernandez, ¿quiere usted sentarse? preguntó el P. Sibyla. ¡Soy muy mal tresillista! contesta el fraile haciendo una mueca. Entonces que venga Simoun, dijo el General; ¡eh, Simoun, eh, mister! ¿Quiere usted echar una partida?

Y se llena la trompa muchas veces, y la vacía sobre la herida, la echa con fuerza que lo aturde, sobre el cazador. Ya va a entrar más a lo hondo el elefante. El cazador le dispara las cinco balas de su revólver en el vientre, y corre, por si se puede salvar, a un árbol cercano, mientras el elefante, con la trompa colgando, sale a la orilla, y se derrumba. Los dos ruiseñores

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