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Actualizado: 7 de octubre de 2025
¡Tremenda responsabilidad para mí! exclamó el curita moviendo la cabeza y mirando al suelo, y lo repitió hasta unas cinco veces en tono de púlpito. En aquel instante le vinieron al pensamiento ideas distintas de las que había llevado a la visita, y más conformes con su empinada soberbia clerical.
Roto el hielo de la cortedad desde el momento en que la tremenda cuestión salía a vista pública, le brotaban del fondo del alma aquellos alientos grandes para su defensa. Discutir, eso no; pero lo que es obrar, sí, o al menos demostrar con palabras breves y enfáticas su firme propósito de independencia...
Una mañana sintióse gran ruido de voces, patadas, choque de armas, roce de vestidos, llamamientos y relinchos, como si un numeroso ejército se levantara y vistiese á toda prisa, apercibiéndose para una tremenda batalla.
Se le había ocurrido aquella tremenda traza de mortificación propia en la novena de los Dolores, oyendo el Stabat Mater de Rossini, figurándose con calenturienta fantasía la escena del Calvario, viendo a María a los pies de su hijo, dum pendebat filius, como decía la letra.
La idea que más domina en el escritor de Paris, es la de hacer de modo que á los lectores de sus novelas se les haya de dar un par de sangrías, aún antes de concluir la tremenda lectura. Si quisiéramos citar ejemplos en comprobacion de esta verdad, necesitariamos escribir centenares de tomos, como ya dije.
Sí; sí, señor, porque son muchas desgracias. ¡Válgame Dios! dijo el padre Aliaga ; la vida es una prueba... Sí; sí, señor, una prueba muy amarga. Pedid fuerzas á Dios, y Dios os las dará. ¡Dios me castiga! exclamó Montiño en una tremenda salida de tono, chillona, desesperada y rompiendo al mismo tiempo á llorar.
Aquella tremenda y apasionada novela, por más que en Goethe esté siempre el poeta objetivo, que se pone fuera de su obra, que juzga y sentencia a sus personajes sin compartir sus extravíos, que los mueve quedando él inmóvil, como el primer Cielo mueve las otras esferas, contiene también en su protagonista al otro Goethe, apasionado y vehemente, que el Goethe crítico y severo logró parar al borde del abismo.
La muchedumbre traía algunas luces, y de cuando en cuando una voz pronunciaba muy alto un viva, contestándole otra tremenda y múltiple voz. La gente bajaba, y Clara bajaba delante. Aquello le dió más miedo que los borrachos; pero cuando se encaró con la Cibeles, cuando vió aquella gran figura blanca en un carro tirado por dos monstruos blancos, se detuvo aterrada.
Su tremenda responsabilidad alcanzará indudablemente á los que han colaborado con él en la dirección de estas empresas engañosas.» «A última hora se habla de la probable prisión de algunos personajes conocidos que trabajaron á las órdenes del banquero.»
Era el desconocido hombre de mediana estatura, vigoroso y bien plantado; moreno el rostro, afeitado cuidadosamente, y acentuadas y un tanto rudas las facciones, desfiguradas en parte por tremenda cicatriz que cruzaba la mejilla izquierda, desde la nariz hasta el cuello. Vivos los ojos, con expresión de amenaza en su brillo y en la contracción habitual de las cejas.
Palabra del Dia
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