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No habían transcurrido quince minutos desde que los alzados abandonaron la población, cuando llegó un escuadrón de la guardia rural, el cual se disponía á perseguir á los incendiarios en momentos en que llegaba un tren conduciendo cien hombres de artillería de costas.

Conocía su triste situación, y no se atormentaba por ello. Se diría que había olvidado Madrid. Estaba conforme en pasar en Villafría la vida entera. Antecedentes y pormenores indispensables aunque enojosos Desde la muerte del marqués habían transcurrido doce años. Doña Luz tenía veintisiete y estaba hermosísima: mucho mejor que de quince.

Luego, el rasgón de su vestido, los cómicos y dulces apuros por repararlo, el alfiler con la perla de la princesa... Sólo habían transcurrido unas semanas, y estos sucesos parecían de otra humanidad más feliz, desarrollados en un planeta distinto, envueltos en una luz que no era la de la tierra. Se esforzó por olvidar.

Y todos apuramos de un sorbo su contenido. Sandy estaba beodo. Bajo una mata de azalea encontrábase en el suelo, tendido, casi en la misma actitud en que había caído hacía algunas horas. El tiempo transcurrido desde que se tendió allí no lo sabía ni le importaba, y cuánto tiempo continuaría allí tendido era para él cosa que igualmente le tenía sin cuidado.

Así terminó aquel diálogo, cuyos pormenores he conservado en mi memoria, a pesar del tiempo transcurrido. Mas acontece con frecuencia que los hechos muy remotos, correspondientes a nuestra infancia, permanecen grabados en la imaginación con mayor fijeza que los presenciados en edad madura, y cuando predomina sobre todas las facultades la razón.

Transcurrido un mes, todos los habitantes del balneario sabían que la señora de Molínez estaba muy aliviada, y que, sin embargo, el doctor cada día pasaba más tiempo en su casa, con lo cual hallaron fundamento las suposiciones de los malévolos y ocupación las lenguas de los murmuradores. «Las enfermedades del corazón deben de ser contagiosas cuentan que dijo un chusco porque desde que llegó esa señora de Molínez el médico está muy grave

Pero no, era ella; la misma; ¡como si no hubiesen transcurrido ocho años! ¡Leonora! ¡Usted aquí!... Ella sonrió como si aguardara el encuentro. Le he visto y le he oído. Muy bien, Rafael: acabo de pasar un rato delicioso. Y estrechando su mano con un franco apretón de amistad, entró en el carruaje, con estrépito de sedas y finos lienzos. Vamos, ¿no sube usted? preguntó sonriendo.

»Apoyado en mi brazo, quiso dar un paseo en el parque, paseo que le hizo mucho bien, y volvimos al castillo; en el vestíbulo se presentó a nosotros un hombre que nos aguardaba... ¡Era Gerardo Broschi... era su padre! »Ha pasado un año le dijo el anciano con voz dulce, y me autorizaste para verte transcurrido este tiempo.

Un año había transcurrido, cuando Amaury entrando de puntillas en el salón, asustó a las dos primas que lanzaron al verle un chillido. ¡Ay! esta vez nadie gritó; solamente Antoñita al escuchar los nombres sucesivos de las personas que entraban, no pudo menos de ruborizarse y temblar oyendo el de Amaury. Pero como puede suponerse no debían limitarse a esto las emociones de los dos jóvenes.

Cuatro años habían transcurrido, después de mi primera salida de Trembles, y los recuerdos de aquel primer adiós a tantos objetos amados se reanimaban en mi ánimo, en idéntica época, en el mismo lugar, en condiciones exteriores parecidas poco más o menos, pero esta vez combinadas con sentimientos nuevos que las hacían más punzantes por razones de otra índole muy diversa.