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Actualizado: 21 de junio de 2025
María se levantó tranquila, fuerte, decidida, y mostrando á Cristián su hermosa cara transfigurada por la esperanza, pronunció estas palabras: ¡Logre usted su empeño!... Tragomer lanzó un grito de júbilo y viendo la mano de María que caía con descuido por encima de su falda, la cogió arrodillándose é imprimió en ella respetuosamente sus labios.
La chica se fijó en la intención del pellizco porque se había fijado en el tratamiento. ¡Le había llamado de tú! Esté usted tranquila; no va con usted nada respondió don Álvaro... ya arrepentido de haber cedido al ruego tácito de Anita.
¡Oh! ¡Gracias! ¡gracias, Antoñita! Merced a usted mi partida será, si no menos triste, por lo menos más tranquila. La comida acabó sin que entre aquellas tres personas que tan oprimidos sentían sus corazones se pronunciase una palabra más. La emoción que embargaba sus almas hacía enmudecer sus labios.
Dando fuerte golpe en el suelo con su pesado pie, exclamó bruscamente: ¡Quieta, España, quieta!... ¿Bailas de gusto por la felicidad que te ha caído?... Ten calma, Nación, ten calma y espera tranquila el triunfo de tu Rey sacratísimo. Carnicero creyó que su valiente exhortación al reino danzante había hecho efecto, porque dejó de ver movimiento en las paredes.
Lerma no logró, pues, nunca saber á lo que debía atenerse á ciencia cierta respecto á la reina. La duquesa creía verlo todo, y halagada de una parte por los favores del favorito, y de otra por el cariño traidor de la reina, vivía tranquila y feliz, salvo algunos disgustos inherentes á su posición, inevitables.
Por la que miraba a la tierra veíase la extensa llanura de prados y las suaves colinas que la circundaban bañadas en un vapor azul que se hacía cada vez más denso hasta convertirse en niebla. Por la que daba a la ría se veía la superficie de ésta tranquila, inmóvil, como si de improviso toda aquella agua se hubiese convertido en piedra.
Esas costumbres de independencia femenil, que nos asombran a los latinos y que en los últimos tiempos han empezado a ser fuente de preocupación para los mismos yanquis, han dado por resultado la confianza tranquila que sostiene a las mujeres en todos los sitios públicos.
No siendo madre, como lo son las pobres hembras, da todo su tiempo al amor, prolonga maravillosamente su juventud y piensa en inspirar pasiones á la edad en que las otras viven como abuelas. ¡A esa es á la que yo temo! Si entra aquí, se acabó nuestra sociedad, nuestra vida tranquila y dulce. Se levantó de la mesa el príncipe, y todos hicieron lo mismo.
En otros tiempos un rayo de amor divino bajaba sobre mi durante la solemnidad tranquila del domingo. El sonido bronco de la campana llenaba mi alma del presentimiento del porvenir y mis oraciones eran un goce ardiente. La misma campana anunciaba tambien los juegos de la juventud y la fiesta de la primavera.
No todas las coronas están donde deben estar... ¡Ay, Isidora, bendito sea tu orgullo! Quien nota en su alma esa chispa, ese no sé qué, signo de elevación sobre el nivel común, está preparado para las cosas grandes y sublimes. El orgullo no es en ti un defecto, es una inspiración santa. ISIDORA. Pero no tengo la conciencia tranquila... Ya ves que... JOAQUÍN. Desecha las ideas convencionales.
Palabra del Dia
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