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El duque, su padre, cuyas relaciones con la Amparo eran cada día más públicas y descaradas, llevó su cinismo o su servidumbre humillante hasta traerla a su palacio y hacer vida marital con ella. No se hablaba de otra cosa en la alta sociedad madrileña. Todo el mundo consideraba que Salabert tenía perturbado el cerebro, por no decir, como en otro tiempo, que estaba hechizado por su querida.

Y no hay novela ni drama de algún valer, por lo mismo que es más numeroso y apasionado el público que los oye ó los lee, que no sea vehículo mil veces más eficaz que cualquiera otro libro para propagar doctrinas y para divulgar y difundir novedades, que ya extravían á la gente, ya vuelven á traerla al buen camino.

De seguro que al llegar a Villaverde tendría yo carta de Linilla, y acaso dentro de pocas semanas vendría el Padre, y con él Angelina. ¡Bueno era el santo señor para no traerla!

No saldrá la pobre opinó Fortunata algo cortada, porque le asaltaba la idea de que su lenguaje no sería bastante fino. Si sigue así, traeré esta tarde a la niña, para que la vea... De todos modos, debo traerla ¿no le parece a usted? , tráigala. Jacinta sabía que aquella desconocida no era soltera, porque había ofrecido unos pantalones de su marido.

Nuestra casa de León es muy fresca: yo soy mucho más sensible al calor que al frío. Habrá usted tomado con gusto el lavatorio y las palanganas.... Parece que se revive, al lavarse después de un viaje. , pero... Lucía se interrumpió . Me faltaba una cosa muy esencial. ¿Qué cosa? Colonia, de fijo.... ¡yo me olvidé de traerla a usted mi neceser!

Eso es difícil, muy difícil. ¿No ves que aparentemente y según la ley carezco de derechos para reclamarla y traerla a mi lado? Me han jurado una guerra a muerte. Han hecho los imposibles por desterrarme, no vacilando hasta en denunciarme como afrancesada.

PANTOJA. Ya os lo explicaré... Aguarde usted. Dispongamos ahora... DON URBANO. ¿Qué? Deje usted que lo piense... Será preciso traerla a casa... Vaya usted... Llega Máximo... DON URBANO. Los niños corren hacia él... Parece que le informan... Electra se dirige a la gruta. Máximo va hacia la niña... Electra huye de él... Hablan el Marqués y mi sobrino acaloradamente.

Debes realizar esa obra buena; pobre infeliz dijo Lorenzo. Mañana mismo nos vamos de un galope hasta el «Paso», ¿qué les parece? y le hablo respondió Melchor, que de pocos estímulos necesitaba, para lanzarse en empresas de esa clase. ¿Y piensa traerla, don Melchor? Traerla, no; pero ofrecerle que se venga cuando quiera... es un crimen dejar a una mujer como ésa en semejante condición.

Temblaba su voz, y por sus mejillas enjutas de vieja caían las lágrimas. Tía, usted es muy buena dijo Gabriel , pero debía preocuparse más de esa infeliz. Había que recogerla, que salvarla; traerla aquí.... Hay que ser misericordioso con las debilidades ajenas, y más aún cuando la víctima es carne nuestra. ¡Ay, hijo! ¿A quién se lo dices? Mil veces he pensado en esto, pero me da miedo tu hermano.