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Los amantes avanzaban entre los juncos, encorvándose, titubeando antes de dar un paso, temiendo el chasquido de las ramas bajo sus pies. La continua humedad había cubierto la isla de una vegetación exuberante.

Miró en torno de ella, titubeando, como extrañada de verse en el lecho, en plena noche, a la luz de una bujía que marcaba en la pared las sombras de Isidro y la Teodora, sentados junto a la cama. ¡Ya está buena la señorita! gritó la vieja . ¡Olé, ya tenemos niña!

Consiguió con dificultad subirse sobre un tobillo, pero al avanzar lentamente y titubeando por la arista huesosa de la pantorrilla, perdió pie, cayendo de cabeza en la arena. Gillespie tuvo lástima de él y extendió una mano para tomarlo con los dedos, subiéndole hasta la altura de su pecho.

Esta, habituada al impune apaleo de la muchedumbre sin armas, permanecía indecisa, titubeando con cierta inquietud ante un enemigo resuelto, que, no contento con atacar, avanzaba audazmente. Sonó algo semejante a un chasquido de tralla. El capitán acababa de hacer fuego con su revólver. ¡Fuego, me caso con la hostia! ¡Fuego!

Potentados de más alto rango que vos hanse visto antes de ahora prisioneros de arqueros ingleses.... ¿Qué rescate pide ese hombre? interrumpió el castellano. Pues yo, dijo titubeando Tristán cuando le hubieron traducido la pregunta, quisiera unas cuantas vacas, y una casita aunque fuese pequeña, con su huerto y.... ¡Basta, basta! dijo el barón con gran risa.

Algo, no obstante, de ese anhelo debió percibir en mis ojos, porque se levantó riendo: Los dejo para que hagan las paces. ¡Maldito bicho! murmuré, ya tranquilo cuando se alejó. ¿Por qué? ¿Qué le ha hecho? Dígame, María Elvira exclamé ¿le ha hecho el amor a Vd. alguna vez? ¿Quién, Ayestarain? , él. Me miró titubeando al principio. Luego, plenamente en los ojos, seria: me contestó.

Las mujeres, vestidas de negro, van por los caminos titubeando á través de los escombros y de los embudos abiertos por los proyectiles monstruosos. Perdieron sus hijos, vieron fusilar sus maridos; ahora exploran el suelo en busca de su casa que fué... Pero el invierno de la guerra ha terminado; ya llega la primavera de la paz.

Lilí, enjugándose con ambas manitas los ojos, repetía sollozando: Aquí me quieren todos... todos... Las Madres y las niñas... Pero, hija mía, ¿acaso en tu casa no te quieren? exclamó Currita, poniéndose muy seria; y la niña, titubeando un momento, contestó con candorosa sencillez, cuyo alcance no supo medir sin duda: Ahora no está allí Paquito...

¿Los Ejercicios? preguntó ella muy sorprendida. , los Ejercicios de san Ignacio digo... Ayer los han empezado en el Sagrado Corazón, en la calle del Caballero de Gracia... Todavía tiene usted tiempo; empiece esta misma tarde. Yo..., bueno..., desde luego... dijo Currita titubeando . Pero según tengo entendido, sólo se entra allí con papeleta y yo no la tengo.

Te pregunto por la otra. «La otra» sólo la había visto de espaldas, pero atrajo momentáneamente su atención por su esbeltez y su aire de señorío. Alteza dijo don Marcos titubeando , era la duquesa de Delille. Un silencio. Y como si con esto le hubiese pillado su príncipe en falta y necesitara excusarse, se apresuró á añadir: Es muy buena con la Infanta.