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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Tiago prefería el Derecho para tener un abogado de balde, pero no basta saber y conocer á fondo las leyes para tener clientela en Filipinas; es menester ganar los pleitos y para esto se necesitan amistades, influencia en ciertas esferas, mucha gramática parda. Cpn.

Cuando á fuerza de golpes, pellizcos, rociadas de agua, cruces y aplicaciones de palmas benditas volvió la joven en y dióse cuenta de su estado, ¡las lágrimas brotaron silenciosas de sus ojos, gota á gota, sin sollozos, sin lamentos, sin quejas! Ella pensaba en Basilio que no tenía más protectores que Capitan Tiago, y que, muerto éste, se quedaba por completo sin amparo y sin libertad.

Es posible, solo que como no tengo casa... ¡Haber comprado la de Capitan Tiago que consiguió por nada el señor Pelaez! Simoun se había callado y desde entonces le vieron á menudo en el almacen de don Timoteo Pelaez, con quien se dijo que se había asociado.

Aquel relicario tenía su historia: lo había dado una monja, la hija de Capitan Tiago, á un lazarino; Basilio, habiéndole asistido á éste en su enfermedad, lo recibió como un regalo. Ella no podía venderlo sin avisárselo antes. Se vendieron corriendo las peinetas, los aretes y el rosario de Julî á la vecina más rica, y se añadieron cincuenta pesos; faltaban aun doscientos cincuenta.

Tiago había desaparecido, en su lugar se veía otra, estilo Luis XV; grandes cortinas de terciopelo rojo, bordadas de oro, con las iniciales de los novios y sujetas por guirnaldas de azahar artificiales, pendían de los portiers y barrían el suelo con sus anchos flecos, de oro igualmente.

Tiago cuando, confiscados los bienes de estos, se vendieron. Como aquel año la Navidad correspondía á luna menguante, reinaba allí oscuridad completa.

El joven, sin ser tirano, como á menudo era reñido por Cpn. Tiago, le gustaba á su vez reñir á los que estaban bajo su direccion. El viejo buscó una noticia nueva. ¡Se nos ha muerto un aparcero, el viejo que cuida del bosque y el cura no le ha querido enterrar como pobre, alegando que el amo es rico! ¿Y de qué ha muerto? ¡De vejez!

Por fortuna vió á Cpn. Tiago pasar acompañado de la tía Isabel; él los conocía desde San Diego y en su alegría creyó haber visto en ellos casi á unos compoblanos. Siguió al coche, lo perdió de vista, preguntó por su casa y como era precisamente el día en que María Clara acababa de entrar en el convento y Cpn.

Apoderóse del infeliz un miedo indecible que se manifestó primero por ligero temblor, que se fué acentuando rápidamente hasta no dejarle hablar. Con los ojos abiertos, la frente sudorosa, se cogió del brazo del P. Irene, trató de incorporarse, pero no pudo y, lanzando dos ronquidos, cayó pesadamente sobre la almohada. Capitan Tiago tenía los ojos abiertos y babeaba: estaba muerto.

El primer catedrático le devolvió el saludo friamente y guiñando á Basilio, le dijo en voz alta: Ya que Cpn. Tiago huele á cadáver; los cuervos y los buitres le han visitado. Y entró en la sala de los profesores. Algo más tranquilo, Basilio se aventuró á averiguar más promenores.

Palabra del Dia

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