Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de junio de 2025
Por encargo de mi tío andaba yo muy a menudo en la cocina, más que por hacer los honores a la tertulia, para evitar que los tertulianos le invadieran a él la alcoba. Los quería mucho; pero no hubiera podido soportarlos en la angustiosa situación de cuerpo y de espíritu en que se hallaba.
Aquella noche quedó la cosa mal, y el tono de los contendientes, así como la atmósfera caldeada que en la tertulia reinó, hacían temer una escena desagradable.
Aunque parezca mentira, aquel senado gozaba placeres infinitos mientras alguno de sus miembros no gritaba «¡alto! ¡alto!» El único que se aburría soberanamente era Paco, quien procuraba ostentar su aburrimiento y presentarlo á la tertulia como un nuevo derecho á su gratitud y admiración.
Doña Martina, el coronel, Romillo y Hojeda, formaban el núcleo de la tertulia, departiendo alegremente en torno de la mesa, mientras el señor de Rivera se mantenía un poco alejado de ellos con un periódico en la mano.
Venía a decirle que su ama quería hablar con él y que le rogaba que fuese a su casa a la hora de la siesta. Tan preocupado estaba don Andrés que, por más que el menor deseo de doña Inés fuese para él soberano mandato, se excusó de ir por la multitud de quehaceres que le agobiaban y sólo prometió ir a la tertulia por la noche.
Inés quedó sola y acudí hacia ella. Por primera vez durante la tertulia hallaba ocasión de poderle hablar lejos de los demás, y la aproveché con presteza. Ella, anticipándose al afán con que yo iba a hablarle, me dijo: ¿Mi prima te ha mandado aquí? ¿Me traes algún recado de ella? No respondí . No me ha mandado tu prima. No he venido por traerte recado alguno.
Por lo menos se creeria que pensaba adularle, y soy muy avaro de mi pobreza. Un amigo á quien he leido estos apuntes, me dice: ¿Si Salamanca enviase á usted diez mil duros, usted qué haria? Devolvérselos. Hemos sido invitados para concurrir á una tertulia de alto copete, que tiene lugar en la calle Vivienne. Mi mujer ha dicho que no; yo he dicho que sí. Esta vez espero triunfar.
Acostumbraban éstos aprovecharse de su amabilidad cuanto podían; recreábanse en su casa, gozaban de la compañía y conversación de las jóvenes más bellas de Lancia, concertaban algunos su matrimonio, y luego que lo realizaban, o porque sus negocios o su edad les impedían asistir a la tertulia, si te vi, no me acuerdo; apenas las saludaban en la calle.
He conocido en cierta tertulia a una prima de usted, la condesita del Padul, que, siendo de la familia, había de ser, claro está, hermosa y amable. ¿Contestará usted a esta carta? Si así no fuera, esperaré pacientemente su salida del convento, para verla siquiera una vez más y marcharme.
Generalmente, una alegría estúpida reinaba en la tertulia, lo que no era óbice para que a veces también ocurrieran en ella cosas lamentables. Hacía dos años, mientras una joven y bella bohemia cantaba, un estudiante se pegó un tiro; se fue a un rincón, se inclinó como para escupir y se disparó el revólver en la boca, que olía aún a vino.
Palabra del Dia
Otros Mirando