Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de mayo de 2025


Los maestros dijeron: ¡a Milán! Y allá va el señor López con su niña, después de dimitir su empleo y vender los cuatro terrones heredados de su padre. ¡Válgame Dios y cuánto he sufrido! ¡Cuanto he trotado antes del debut, de maestro en maestro y de empresario en empresario! ¡Qué humillaciones, qué vigilancias para guardar a mi niña, y qué privaciones; , señores, privaciones y hasta hambre, cuidadosamente ocultada, para que nada faltase a la señorita!

Y la tierra, Rafaé, es jembra, y a las jembras, pa que sean agradecías y se porten bien, hay que quererlas. Y el hombre no puede queré a una tierra que no es suya. Sólo deja el sudor y la sangre sobre los terrones de que puede sacar el pan. ¿Digo mal, muchacho?...

Ellos eran los que las trabajaban, los que las hacían producir, los que dejaban poco á poco la vida sobre sus terrones. Pimentó, hablando con vehemencia de su trabajo, mostraba tal impudor, que algunos sonreían.... Bueno; él no trabajaba mucho, porque era listo y había conocido la farsa de la vida.

Cuando el padre murió, sin dejarles más herencia que aquellos pocos terrones y algunas onzas de oro ocultas en un puchero enterrado en el huerto, tuvieron Diego y Antolín una conferencia, en la cual convinieron que debía uno de ellos procurar hacer carrera y conseguir medro, continuando otro al frente de las tierras a que habían quedado reducidos los antiguos estados de la nobilísima familia.

Además, desde la instalación de madama Scott en el castillo, Loulou tenía siempre varios terrones de azúcar. El abate Constantín se había hecho gastador, pródigo; sentíase millonario, y los terrones para el caballo de Juan, eran una de sus locuras. Un día casi le dirigió a Loulou su eterno discurso. Esto procede de las nuevas castellanas de Longueval. Rogad por ellas esta noche.

En el valle donde se asienta la parroquia de que el ama procedía valle situado en los últimos confines de Galicia, lindando con Portugal las mujeres se distinguen por sus condiciones físicas y modo de vivir: son una especie de amazonas, resto de las guerreras galaicas de que hablan los geógrafos latinos; que si hoy no pueden hacer la guerra sino a sus maridos, destripan terrones con la misma furia que antes combatían; andan medio en cueros, luciendo sus fornidas y recias carnazas; aran, cavan, siegan, cargan carros de rama y esquilmo, soportan en sus hombros de cariátide enormes pesos y viven, ya que no sin obra, por lo menos sin auxilio de varón, pues los del valle suelen emigrar a Lisboa en busca de colocaciones desde los catorce años, volviendo sólo al país un par de meses, para casarse y propagar la raza, y huyendo apenas cumplido su oficio de machos de colmena.

¡Cuánto había tenido que arañar los cuatro terrones que desde su bisabuelo venía regando toda la familia con sudor y sangre, para juntar el puñado de duros que en un puchero guardaba enterrados bajo de la cama! ¡En seguida se dejaba arrancar cuarenta duros!...

«Lo que ustedes oyen... Al tiempo... Ustedes lo han de ver... y pronto, muy pronto». Después se incautaba con disimulo de todos los terrones de azúcar que podía, y se marchaba a su casa, despidiéndose de cada uno particularmente con apretón de manos a espaldarazo. iv

Visita era la que todavía encontraba placer en registrar cacerolas, y revolver vasares, armarios y alacenas. Siempre hablaba con alguna golosina en la boca. Pedro notó que guardaba en una faltriquera terrones de azúcar y papeles de azafrán puro, que se consumía en la cocina del Marqués, con gran envidia de la urraca ladrona. También almacenó entre las faldas un paquete de superior.

Diógenes abrió los ojos y le pareció encontrarse mucho mejor; incorporóse un poco y creyó hallarse bien del todo: su cabeza estaba despejada, sus miembros débiles, pero ágiles; hasta le pareció sentir un poco de hambre, hasta le ocurrió pedir para desayunarse una gran copa de ginebra con su par de terrones de azúcar.

Palabra del Dia

hociquea

Otros Mirando