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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Frígilis había advertido a don Víctor, al ponerle la cruz al pecho, que a doña Anuncia la enamoraban los discursos que no entendía y las condecoraciones. Quintanar mientras hablaba se sentía en ridículo; pero la vieja estaba fascinada. «Don Frutos, pensaba ella había aplastado terrones en los suburbios de Vetusta, doce años antes; se acordaba de haberle visto en mangas de camisa».
De entre esta tierra estéril, derribada, destos terrones por el suelo echados, las almas santas de tres mil soldados subieron vivas a mejor morada, siendo primero, en vano, ejercitada la fuerza de sus brazos esforzados, hasta que, al fin, de pocos y cansados, dieron la vida al filo de la espada.
Sentose el caballero ante la mesa, sacó de un cajón una cartera, y tras consultar rápidamente varios papeles, apuntó, poco más o menos de este modo, lo que se proponía hacer al otro día: «Carta al administrador de Terrones para que perdone la mensualidad a los colonos perjudicados por la nube del mes pasado, y les dé lo necesario para la siembra.
Yo reconozco gritaba el capellán ahogándose , que soy un mal sacerdote; pero delante de mí no hay un judío sin vergüenza que se atreva a hablar mal de la Virgen. O se traga usted esas infamias o le rompo el alma... ahora mismo». No puede describirse lo que allí pasó. Voces, gritos, patadas, capas rotas, vasos volcados, terrones por el suelo.
De vez en cuando hacían alto para reconcentrarse y contarse, por miedo á que alguien se hubiese extraviado en una galería transversal. El suelo era resbaladizo. En algunos lugares había un barro casi líquido, blanco y corrosivo, semejante al que chorrea de los andamios de una casa en construcción. El eco de sus pasos, el roce de sus hombros, desprendían terrones y guijarros de los dos taludes.
«¡Probrecilla! dijo Rubín, echando los terrones de azúcar en el vaso, con aquella pausa que constituía un verdadero placer . Dice usted que pasando miserias y muy arrepentida... ¡Cuánto se habrá desmejorado!». Le diré a usted... Precisamente desmejorarse, no; lo que está es así, muy... ensimismada. Pero sigue tan guapa como antes. ¿Y Santa Cruz, no...? Quite usted, hombre.
Y el señor Fermín, para demostrar el cuidado incesante que durante el año exigía aquel suelo, que era como de oro, agachábase para coger un puñado de caliza y mostraba la finura de sus pequeños terrones blancos y desmenuzados, sin que se dejase apuntar en ellos el germen de una planta parásita.
Contrastaba su indisputable aire de gran señor con su traje abandonado y hasta sucio, y dábale todo ello el aspecto de un anciano monarca disfrazado de tendero. Hallábase sentado ante una gran botella de ginebra, que despachaba poco a poco en una inmensa copa de cristal, echando de cuando en cuando algunos terrones de azúcar.
Algo sucio iba todo, pero ya tranquila la conciencia, salía a caza de noticias, de chismes, de terrones de azúcar y de recomendaciones la señora del Banco que estaba en todas partes y siempre en activo servicio. Su nueva campaña, la más importante acaso de su vida, la llamaba ella para meterle por los ojos a ese: el dativo que se suplía era Anita.
Y mido la noche, y estoy harto de devaneos hasta el alba. 5 Mi carne está vestida de gusanos, y de terrones de polvo; mi piel hendida y abominable. 6 Mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza. 9 La nube se acaba, y se va; así el que desciende al sepulcro, que nunca más subirá; 10 no tornará más a su casa, ni su lugar le conocerá más.
Palabra del Dia
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