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Actualizado: 7 de julio de 2025
El alma refiere la sensacion al extremo del rayo visual; y como en el caso presente, no habria podido hacer comparaciones de ninguna clase, no tendria ningun motivo para colocar esos extremos, unos mas lejanos que otros, lo que constituye la tercera dimension.
En las novelas de Occidente aparecen con repeticiones muchas invenciones análogas, como, por ejemplo, la jornada tercera, novela 8.ª del Decameron; Grazzini, tomo II, pág. 117 de la edición de Londres de 1793.
Temores de cuchillo serán a mi pueblo; por tanto, hiere el muslo; 14 Tú, pues, hijo de hombre, profetiza y bate una mano con otra, y dóblese el cuchillo la tercera vez, el cuchillo de muertos; éste es cuchillo de gran matanza que los penetrará, 15 Para que el corazón desmaye, y las ruinas se multipliquen; en todas las puertas de ellos he puesto espanto de cuchillo. ¡Ay!
Tan luego espiró se le cubrió la cara con un pañuelo, se le entrelazaron las manos, poniendo en ellas un crucifijo, las campanas tocaron plegarias, y todos los individuos de la Orden Tercera, invadieron el cuarto, poniéndose á rezar, mientras los parientes más cercanos preparaban un hábito de San Francisco, mortaja con la que habían de vestir el inanimado cuerpo.
La moral neoyorquina no es ni más severa ni menos lata que la de cualquier centro europeo; pero es un hecho, que cualquier extranjero habrá podido observar, que, ni aun en las horas de la noche, en el seno de las grandes corrientes de Broadway o de la calle 18 o de la Tercera Avenida, se notan esas solicitaciones repugnantes que hacen imposible a las familias el acceso a los bulevares de París o de ciertas calles de Londres.
A esto llamaba Máximo Manso la segunda manera de doña Cándida, y debo hacer constar que aún hubo una tercera manera mucho más lastimosa. Todo se arregló, pues, aquella mañana tan fácil y prontamente como la de García Grande había dicho, pues no eran las once y media cuando ya estaba ella de vuelta con el dinero.
Cuando yo oía decir aceituna, una, pensaba que la frase no envolvía malicia o significación, sino que era hija del diccionario de la rima o de algún quídam que anduvo a caza de ecos y consonancias. Pero ahí verán ustedes que la erré de medio a medio, y que si aquella frase como esta otra: aceituna, oro es una, la segunda plata y la tercera mata, son frases que tienen historia y razón de ser.
=Dósis.= En muchos envenenamientos, como los producidos por el opio, la belladona, se usa el café tostado como antídoto; en otras circunstancias es mas útil emplear la tintura del café crudo á la dósis de algunas gotas en agua: á veces es mas conveniente administrar tan solo débiles fracciones de la tercera ó décimaoctava atenuacion, como por ejemplo en los casos de neuralgias esenciales ó de accidentes puramente nerviosos.
Sin duda, la primera mujer en persona la seguiría pronto allí, o tal vez tendría una tercera mujer de cabello rojo, no castaño sino rojo. Como es natural, la niña, Carolina, se parecía a su madre, y así, lo sería todo menos bonita.
Las 12 de la tercera parte se imprimieron en 1664; las 12 de la cuarta en 1672, y esta circunstancia ha de tenerse en cuenta, aun cuando no pueda deducirse de ella que todas éstas se hayan escrito en sus últimos años, pudiendo haber sucedido que algunas obras, escritas y representadas antes, hubiesen podido subsistir hasta entonces manuscritas.
Palabra del Dia
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