Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 30 de septiembre de 2025
Al ver a Gallardo rompiendo con su caballo las filas de la multitud, entre sombreros tremolantes y manos tendidas, la dama extremó su sonrisa. Venga usted aquí, Cid Campeador. Deme usted la mano. Y de nuevo se estrecharon sus diestras con un apretón que duró largo rato. Por la noche, en casa del matador, fue comentado este suceso, del que se hablaba en toda la ciudad.
El atavío de cada una estaba más o menos adelantado, y se proseguía en un espacio reducido por las camas suplementarias tendidas en el suelo. La señorita Nancy, al entrar en el cuarto azul, tuvo que hacer una pequeña reverencia ceremoniosa a un grupo de seis damas.
Así, es evidente para mí, cuando me acuerdo, que el placer de poner trampas tendidas a lo largo de las enramadas, de espiar a los pájaros, no era lo que más me cautivaba en la caza; y lo prueba que el único testimonio un poco vivo que me queda de aquellas emboscadas continuas es la visión neta de ciertos lugares, la noción exacta de la hora y de la estación y hasta la percepción de ciertos ruidos.
Será posible que contino sea Esclava de naciones estrangeras, Y que un pequeño tiempo yo no vea De libertad, tendidas mis banderas? Con justisimo titulo se emplea En mí el rigor de tantas penas fieras, Pues mis famosos hijos y valientes Andan entre sí mesmos diferentes.
En estas razones y pláticas se iban entrando por una selva que fuera del camino estaba, y a deshora, sin pensar en ello, se halló don Quijote enredado entre unas redes de hilo verde, que desde unos árboles a otros estaban tendidas; y, sin poder imaginar qué pudiese ser aquello, dijo a Sancho: -Paréceme, Sancho, que esto destas redes debe de ser una de las más nuevas aventuras que pueda imaginar.
Otras veces permanecían juntos y silenciosos, contemplando el mar, teniendo a sus espaldas la mirada irónica de las francesas tendidas en sus sillones o la sonrisa de las coristas alemanas a las que hablaban ellos por la noche, a última hora, murmurando cifras. Yo admiro a esos muchachos dijo Maltrana . ¡Qué visión de la realidad! ¡Qué concepto de la vida y sus necesidades!
¡Ah! gritó ella, con sus manos juntas, tendidas hacia él en actitud de súplica, seguramente que no tienes la intención de hacer lo que dices, no es posible que pienses en semejante cosa, no; ¡no puedes hacerlo! Me librarás, me ahorrarás ese sufrimiento, ¿no es cierto? ¡Prométemelo! No, no te lo ahorraré, salvo que me pagues bien fue su brutal respuesta.
Había cesado de nevar, pero estaba el cielo encapotado, «de color de panza de burra». Yo había visto nevadas en Madrid y en París y en San Petersburgo,... muchas nevadas, pero siempre en terreno llano y entre calles: es decir, una alfombra de lienzo algo sucio sobre la vía pública, y mantas de vellones blancos tendidas en los tejados de enfrente; nevadas, en fin, de teatro, sin la más remota semejanza con lo que estaba viendo desde la solana de mi tío.
En fin, quien primero habló fue una de las dos zagalas, que dijo a don Quijote: -Detened, señor caballero, el paso, y no rompáis las redes, que no para daño vuestro, sino para nuestro pasatiempo, ahí están tendidas; y, porque sé que nos habéis de preguntar para qué se han puesto y quién somos, os lo quiero decir en breves palabras.
Vestía un uniforme flamante, del nuevo color azul grisáceo, color de «horizonte», adoptado por el ejército francés. El barboquejo del kepis era dorado y en las mangas llevaba un pequeño retazo de oro. Su sonrisa, sus manos tendidas, la seguridad con que avanzaba hacia ella, le hicieron reconocerle. ¡René oficial!... ¡Su novio subteniente! Sí; ya no puedo más... Ya he oído bastante.
Palabra del Dia
Otros Mirando