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Actualizado: 18 de junio de 2025


Estoy enferma no de qué: enferma de exceso de vida; me empuja no dónde; seguramente donde no debo ir... Si no fuese por mi fuerza de voluntad, caería tendida en este banco. Estoy como los ebrios que hacen esfuerzos por mantenerse sobre las piernas y marchar rectos. Era verdad, estaba enferma.

En cuanto se alejaron un poco del sitio de la Nozaleda comenzaron los cánticos. Esto es lo que caracteriza la vuelta de las romerías en aquella región. Las artesanas de Sarrió se precían de tener buena voz, y hacen bien. Generalmente la emprenden con alguna canción romántica, una melodía tendida y quejumbrosa, buscando armónico acompañamiento por medio de la segunda voz en terceras.

Estaba Lubimoff en el parapeto que da sobre el mar libre, sentado entre dos cañones, cuando vió la llegada de Novoa por los baluartes que dominan el puerto. Al reconocer al príncipe apresuró su blanda marcha, acercándose á él con la mano tendida. ¡Simpático profesor! Nunca le parecieron á Miguel sus ademanes francos con tanto atractivo como ahora.

Y sólo ahora, ahora que está muerta, comprendo claramente hasta qué punto se sentía miserable y quebrantada, allí tendida sobre los cojines, ella que ordinariamente se mostraba para y para los demás tan altiva y estricta. Era como si algún prodigioso dolor hubiera roto en ella el resorte íntimo de la vida. Hoy veo todo eso claramente; entonces nada veía, nada quería ver.

En el extremo opuesto, o sea cerca de Isidro, estaba de pie Manzanares al lado de un sillón de junco con almohadones bordados, en el que aparecía casi tendida una mujer rubia, con un brazo caído y un volumen en la mano.

La doncella jadeante, con un brazo oculto en el pliegue de un colchón doblado, se volvió de repente, casi tendida de espaldas sobre la cama. Sonreía y tenía un poco de color rosa en las mejillas. ¿Le molesta el ruido, señorito? El Magistral miró a la hermosa beata que en aquel momento no conservaba ningún gesto de hipocresía.

Su cierre, instantáneo, hermético, absoluto, era semejante al de las piezas de artillería. Iba a enseñarles uno de los dos túneles por los que pasaban los árboles de las hélices. Entraron agachando la cabeza en una galería angosta de más de treinta metros de longitud, ocupada únicamente por una barra de acero que giraba y giraba tendida en sus ajustes, brillando como una espiral de mercurio.

Y á uno y otro lado se extendía la costa británica, como una cinta mortuoria vastísima, de crespón blanco sobre fondo negro, tendida sobre el regazo del mar, cuyas ondas sollozaban de un modo casi imperceptible.

Recibir cada día noticias de batallas sangrientas, en que se quedaba tendida la flor de la nobleza española, y decir á cada noticia, recibida en carta de mi padre: ¡De esta ha salido salvo!... pero ¡y de la siguiente! Esto es horrible, es una carcoma lenta que mata, ó la mujer que no muera en tal situación, no merece ser amada.

Media noche era por filo, poco más a menos, cuando don Quijote y Sancho dejaron el monte y entraron en el Toboso. Estaba el pueblo en un sosegado silencio, porque todos sus vecinos dormían y reposaban a pierna tendida, como suele decirse. Era la noche entreclara, puesto que quisiera Sancho que fuera del todo escura, por hallar en su escuridad disculpa de su sandez.

Palabra del Dia

rigoleto

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