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Actualizado: 6 de junio de 2025
Pero Batiste tenía la cólera firme de los hombres flemáticos y cachazudos, que cuando pierden la calma tardan mucho á recobrarla. ¡A regar! ¡á regar! Y Batistet, repitiendo alegremente las palabras de su padre, cogió los azadones y salió de la barraca seguido de su hermana y los pequeños. Todos querían tomar parte en este trabajo, que parecía una fiesta.
"Es de deplorar continuó el militar reforzando su elocuencia con un poco de mímica, es de deplorar que los primeros derechos concedidos por la libertad sean mal empleados por algunos hombres. El hábito de la libertad es uno de los más difíciles de adquirir y tenemos que sufrir los desaciertos de los que por su natural rudeza tardan más en adquirir este hábito. Pero no desconfiemos por eso, amigo.
Los hombres tardan siglos en conocer las fuerzas recientes que los mueven; han de transcurrir varias generaciones para que un día lleguen a enterarse de que son completamente distintos de como fueron sus abuelos... Si resucitase un romano de los dos primeros siglos de nuestra era y le preguntásemos qué se hablaba en su tiempo de los cristianos, nos miraría con extrañeza.
No: es un sueño, sueño no más, pero que poco á poco se esclarece como los ensueños matutinos. Al norte de Africa, ó más allá del Cabo, el vegetal que reinaba como soberano en la zona templada ve surgir á su lado rivales animados que también vegetan, florecen, le igualan y no tardan en sobrepujarle. El grande encantamiento comienza, va en aumento siempre y adelantando hacia el Ecuador.
Y así tiene que ser, pues como carecen de garras para despedazar a su presa, han de tragársela entera. Así tardan mucho tiempo, hasta una semana a veces, en deglutirla. El pitón que había sorprendido al chino era de los mayores, pues no tenía menos de veintidós pies de largo.
A tomarla porque no salió nadie; el lacayo entró en la casa, y Deogracias se puso a hablar con el cochero. «Van a salirse dijo la infeliz, sintiendo otra vez los ardientes impulsos que la sacaron de su casa . Ahora sí que no se me escapan... Me voy encima, y a las dos las afrento... tal suegra para tal nuera... ¡buen par de cuñas están!... ¡Cuánto tardan!
Salió de la casa el marqués de Moraima, montando inmediatamente en su caballo. Ahora mismo baja la niña. Las mujeres ya se sabe... tardan mucho en arreglarse. Y decía esto con la gravedad sentenciosa que daba a todas sus palabras, como si fuesen oráculos. Era un viejo alto y huesudo, con grandes patillas blancas, entre las cuales la boca y los ojos conservaban una ingenuidad infantil.
Acaba, pesado. Son dijo solemnemente Rafael regeneradores incomprendidos. Algunas noches después de esta escena, las vastas galerías de la casa de la condesa estaban desiertas. No se veían allí más figuras que las del antiguo testamento, como Arias llamaba a los jugadores de tresillo. ¡Cómo tardan! dijo la marquesa . Las once y media y todavía no parecen.
El campesino enviado de los tulisanes dijo que probablemente la banda tendría que alejarse, y si tardan mucho en entregarle el rescate, pasarían los dos días y Cabesang Tales sería degollado. Esto volvió locos á aquellos dos séres, ambos débiles, ambos impotentes. Tandang Selo se levantaba, se sentaba, bajaba las escaleras, subía, no sabía á dónde ir, á dónde acudir.
Por un amargo azar del destino cuando estoy a punto de dejar la vida es cuando encuentro los afectos que tan ardientemente he buscado; cuando encuentro a Blasillo, a Rosita y a usted... y a usted sobre todo que me haría creer hasta en la virtud... EL PUEBLO. ¡Muera el condenado! ¡El apóstata! ¡Ya tardan demasiado! EL VERDUGO. Señor gitano, el pueblo se impacienta.
Palabra del Dia
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