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Actualizado: 13 de junio de 2025
Y, en esto, comenzó a llorar tan amargamente que don Quijote, mohíno y colérico, le dijo: ¿De qué temes, cobarde criatura? ¿De qué lloras, corazón de mantequillas? ¿Quién te persigue, o quién te acosa, ánimo de ratón casero, o qué te falta, menesteroso en la mitad de las entrañas de la abundancia? ¿Por dicha vas caminando a pie y descalzo por las montañas rifeas, sino sentado en una tabla, como un archiduque, por el sesgo curso deste agradable río, de donde en breve espacio saldremos al mar dilatado?
Cuatro columnas de marmol de tres varas y tres cuartas de alto y cerca de media vara de diámetro con sus basas y capiteles. Una tabla de jaspe labrado para mesa tendida en el suelo de dos varas y media de largo, tres cuartas y media de ancho y cuatro dedos de grueso quebrada por varias partes.
Colocó el vaso en la alacena, sobre una tabla muy alta a la cual no se podía llegar sino subiéndose a una silla; y, sin perder tiempo, echó algunas gotas de aquel líquido envenenado en el agua de la enferma, después de prometerse repetir las operación todos los días, matar lentamente a su ama y merecer, a pesar del pequeño aparato, los beneficios de la señora Chermidy.
El pueblo se conmueve hondamente cada vez que arriba cierto bergantín-goleta trayendo tabla de pino rojo del Norte para D. Romualdo, y acude todo a presenciar la descarga.
Á este cilindro se le da movimiento por un resorte que está debajo de la tabla que sirve de base á la muñeca, de modo que el espectador no se aperciba á primera vista del secreto de aquella operacion. Hay una que dice: me llamo María y hablo mejor que mi hermana.
También fueron muy frecuentes los techos de azulejos llamados de «ladrillo por tabla» ocupando los espacios de las viguerías en forma de casetones. Por último, en los comienzos del siglo XVI se pintaron techos planos al claroscuro, con dibujos de lacerías o con casetones de estilo plateresco. Fuentes de mármoles ó revestidas de azulejos completaban la artística decoración del patio.
30 Eran, pues, ocho tablas, y sus basas de plata dieciséis; dos basas debajo de cada tabla. 31 Hizo también las barras de madera de cedro; cinco para las tablas de un lado del tabernáculo, 32 y cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado del tabernáculo a la parte occidental.
26 con sus cuarenta basas de plata: dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de la otra tabla. 27 Y para el lado occidental del tabernáculo hizo seis tablas. 28 Para las esquinas del tabernáculo en los dos lados hizo dos tablas, 29 las cuales se juntaban por abajo, y asimismo por arriba a un gozne; y así hizo a la una y a la otra en las dos esquinas.
Tan rico es nuestro tesoro en tradiciones poéticas, como el de cualquier otro pueblo; inmediatamente después de aquel gran ciclo poético, que comprende á los Nibelungen y al Heldenbuche , que tanto nos enorgullecen por considerarlas obras verdaderamente nacionales, vienen las sublimes fábulas del emperador Carlomagno, del Santo Graal y de la Tabla Redonda, tantas otras que han vivido identificadas con nuestro pueblo, y hasta muchas tradiciones interesantes que han estimulado el estro poético español, conocidas también de nuestros antepasados; por último, también la historia alemana ofrece al dramático los más ricos y poéticos materiales.
Tratábase de alcanzar allá arriba, en la última tabla, cierto frasco de cerezas en aguardiente que hacía diez años que aguardaba a Mauricio, y con cuya apertura quisieron obsequiarme. A pesar de los ruegos de Mamette, el viejo se había empeñado en ir a buscar él mismo las cerezas, y encaramado sobre una silla, con gran espanto de su mujer, pretendía alcanzarlo.
Palabra del Dia
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