United States or Poland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Carmen, esquivando una respuesta categórica, balbució: Ellos riñen mucho; pero a eso no me importa...: ¡el padrino quiso que yo viviera con su hermana!... Siempre que ella fuese para ti buena como una madre.... La pobre niña tenía toda la voz llena de lágrimas cuando exclamó: ¡Oh, una madre!... ¡Madre mía!... Salvador, muy impresionado, volvió a tomar entre las suyas las manos de la muchacha.

Le era imposible adivinarlo, y, no obstante, ¡se hubiera sentido tan dichosa en poder participar de su aflicción! No se atrevía a esperar tanta dicha, pero en silencio hacía suyas las penas del Conde, aun ignorándolas, así como su tristeza habitual. Con frecuencia le decía Arturo: ¿Qué tiene usted, Judit? ¿Cuáles son sus pesares? Si ella se hubiera atrevido, habría contestado: Los de usted.

Cuando supo quién era yo, por boca de Neluco, estrechó con efusión mi mano entre las suyas, que me parecieron, por lo fuertes y aun por la aspereza de sus palmas, mejor que de carne y hueso, del roble secular de aquellos erguidos montes.

Hacíale gracia pensar, mientras marchaba a una cita de amor, en su mujer, aquella Ernestina cuyo recuerdo raras veces venía a turbar las alegrías de su vida de soltero, o como decía él, de marido emancipado. ¿Qué haría ella a tales horas? Cinco años que no se veían, y apenas si tenía noticias suyas.

Los Juanistas, Luisistas y Lorenzistas fueron volando á las entradas de su bosque, ó á las abras de las montañas, por la parte que mira á sus estancias, porque hácia aquella parte como dijimos, el enemigo habia declinado. El capitan de la Concepcion, Neenguirú, habiendo enterrado los muertos, se retirò á sus estancias, los de San Nicolas á las suyas, y los otros á otras partes.

El rostro de Silas anunciaba esa especie de transfiguración cuando al quedar solos se puso a mirar a Eppie, sentado en su sillón. La joven había acercado su silla cerca de las rodillas de Marner y se había inclinado hacia adelante teniendo ambas manos de su padre adoptivo entre las suyas y con los ojos alzados hacia él.

Cecilia se puso fuertemente pálida, y dejó que su madre le besase con efusión la mano que tenía entre las suyas. Repuesta del susto, preguntó: ¿Qué ha pasado, mamá?... Habla. Una cosa horrible, alma mía... ¡Una infamia!... Quisiera morirme en este momento, para no ver la ruindad, la maldad que se hace con una hija mía. Tranquilízate, mamá. Estás enferma, y puede hacerte mucho daño esta emoción.

No hay más remedio que suponer que Calderón, en El médico de su honra, ha hecho un arreglo de la comedia más antigua, conservando su plan é invención, y limitándose á reformarla en su versificación y sus palabras; porque no puede admitirse que fuera un arreglo anterior de esta comedia, escrita en su juventud, por cuanto el estilo, en lo general, no es el suyo, esto es, el que se observa en las obras suyas de esta edad.

Jerónimo de la Fuente, médico, de quien existen muchas obras de medicina, se consagró también, al mismo tiempo que cumplía sus deberes profesionales, á cultivar con celo la poesía . Insértanse comedias suyas en las grandes colecciones dramáticas españolas, como sucede, por ejemplo, con la titulada Engañar con la verdad, que se halla en el tercer volumen de Las comedias nuevas escogidas: Madrid, 1653.

Inútil es buscar en ellas más sólido cimiento á las leyes de la poesía romántica. Verdad es que nuestro poeta parece indicar en algunas otras frases suyas, que á veces vislumbraba que la nueva forma del drama no era un mero resultado del capricho, sino que tenía también su justificación.