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Actualizado: 27 de junio de 2025


Llegó mi rebajamiento hasta suplicarle me indicase cómo me arreglaría para visitar algunas de aquellas santas y primorosas imágenes en sus santuarios.

Por amor del cielo, mi señora Doña Blanca, yo no por quién conjurar á V., en nombre de quién suplicarle, que no involucre las cosas, que no me oiga con prevención, que atienda al bien de su hija, y que no dude de que yo vengo aquí, la molesto con mi presencia y la mortifico con mis palabras, sin prevención también, y sólo por el deseo de ese bien impulsado. ¿Cómo he de condenar yo el santo temor de Dios, el menosprecio del mundo, si es razonable, y la humildad cristiana, que nos lleva á desconfiar de nuestra flaca y pecadora naturaleza?

En su verdadero objeto es un repertorio de la vanidad: cuando una hermosa, por otra parte, le ha dispensado a usted la lisonjera distinción de suplicarle que incluya algo en su álbum, es muy natural pagarle en la misma moneda; de aquí el que la mayor parte de los versos contenidos en él, suelen ser variaciones de distintos autores sobre el mismo tema de la hermosura y de la amabilidad de su dueño.

Casi siento la tentación de pedirte prestados tus treinta mil francos. Los dos rieron ante la idea de este préstamo. ¡Ella que había venido á suplicarle como deudora!... Ignoro lo que podré hacer por ti; no cuál es mi situación; pero haré cuanto pueda. Esperemos; hay que tener paciencia. Estos tiempos no pueden durar. No; no pueden durar.

Poca cosa, Excelso Padre Santo... Venía a suplicarle... Y a propósito, ¿conserva todavía Su Beatitud aquella mula? ¿Y está buena?... ¡Ah! ¡Cuánto me alegro!... Pues bien, venía a solicitar la plaza del archipámpano de Sevilla, quien acaba de morir. ¡Archipámpano de Sevilla !... Pero si eres muy joven. Pues, ¿cuántos años tienes?

» ¿Yo? ¡Si ya lo soy! ¿Me falta algo, por ventura? Usted me quiere como un padre; Magdalena y Amaury me quieren como una hermana: ¿qué más puedo desear? » Una persona que te quiera como esposa, Antoñita; y ya me parece que he encontrado esa persona. » ¡Tío! exclamó Antoñita con acento que parecía suplicarle que no prosiguiese. » Escúchame, querida sobrina, y ya responderás luego.

Pero sobre todo lo que sentía era Luisa, su querida hijita. ¡Cuántas lágrimas iba a derramar! ¡Cómo iba a suplicarle que renunciase a la guerra! ¡Y cómo se arrojaría a sus brazos, diciéndole: «¡Oh, no me abandones, papá Juan Claudio! ¡Tanto como te quiero! ¿No es verdad que no quieres dejarme

En este medio tuvieron aviso, que el Infante Don Sancho de Aragon habia llegado con diez galeras del Rey de Sicilia á Metellin é iria al archipiélago, y de las mas vecinas á Galípoli. Berenguer de Entenza y los demás Capitanes enviaron luego á suplicarle viniese á Galípoli, á tomarles los homenages y juramento de fidelidad por el Rey de Sicilia.

Hasta la edad moderna, los fieles penetraban compungidos y contritos en la casa de Dios para suplicarle de rodillas, confesando sus culpas, besando el suelo y golpeándose el pecho.

Las prudentes, las contemporizadoras, las amigas del hombre, acudieron llorosas al Comité para suplicarle que no insistiese en su lucha contra los tiranos masculinos. Debo añadir que estas conservadoras, faltas de carácter y de dignidad sexual, eran en aquellos momentos la mayoría del país.

Palabra del Dia

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