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Y el otro respondió que era verdad cuanto su contrario decía, y no había querido darle más de cuatro reales porque se los daba muchas veces; y los que esperan barato han de ser comedidos y tomar con rostro alegre lo que les dieren, sin ponerse en cuentas con los gananciosos, si ya no supiesen de cierto que son fulleros y que lo que ganan es mal ganado; y que, para señal que él era hombre de bien y no ladrón, como decía, ninguna había mayor que el no haberle querido dar nada; que siempre los fulleros son tributarios de los mirones que los conocen.

Antes de que llegase á manos del referido Gobernador esta providencia, recibí las que habia dado sobre el mismo asunto, en virtud del aviso de D. Juan Enriques, cadete de aquella guarnicion, que concordaban en substancia con lo que dijo Pinuer, acompañándolas con carta de 28 de Febrero de este año, en que se incluye una copia que dirigió por el mismo cadete á los que tuviesen el mando de las antedichas poblaciones, á efecto de que supiesen lo inmediatos que estamos los de su nacion, y el deseo de descubrirlos y sacarlos de aquel cautiverio, y la felicidad que les proporcionaba la Divina Providencia para el mas claro conocimiento de nuestra sagrada religion, incitándoles á la comunicacion.

En el pueblo de Santa María iban las cosas de mal en peor, porque el cura fuè á la Candelaria. Concluidos algunos negocios del pueblo, siguieron los principales y pidieron al vice-Superior otro cura, mas por la penuria de quienes supiesen la lengua, porque casi todos los lenguaraces estaban detenidos y custodiados por los indios en los pueblos del Uruguay, no se les concediò lo que pedian.

Existen además en latín muchas composiciones dramáticas de los siglos XIII y XIV, destinadas acaso á las universidades . Jerónimo Squarzafico dice en su vida del Petrarca, que el cardenal Juan Colonna era muy aficionado al teatro; pero que se quejaba de que en los dramas y representaciones teatrales reinase escandalosa licencia, y de que no hubiese otros Roscios, que supiesen declamar con perfección y decoro.

Y este Juan dijo Magdalena con su risa de antes y saliendo del todo a la claridad del fuego, este Juan, señores, les maravillaría de ver cuánto sabe; a veces, le leo todas aquellas cosas de la pared, y a menudo le traigo flores y las contempla con tanta naturalidad como si leyera algo en su interior. ¡Bendito sea Dios! dijo Magdalena con su franca risa, todo aquel lado de la casa le he leído este invierno. ¡Si supiesen lo que le entusiasma a Juan la lectura!

El centro de la nave lo ocupaba el piquete y la banda de música militar, en correcta formación. A ambos lados, filas de hombres, que miraban al techo o a las capillas laterales, como si no supiesen qué hacer de los ojos.

Usted bien lo sabe, pero no quiere decirlo: ¿No es verdad que una niña bien educada no haría lo que yo hice esta noche?... ¡Si lo supiesen mis primas, que están deseando siempre cogerme en alguna falta!... Pero no piense V..., por Dios, que lo he hecho con mala intención... Yo soy muy aturdida... todo el mundo lo dice... pero también dicen que tengo buen fondo.

Usted bien lo sabe, pero no quiere decirlo. ¿No es verdad que una niña bien educada no haría lo que yo hice esta noche?... ¡ Si lo supiesen mis primas, que están deseando siempre cogerme en alguna falta!... Pero no piense V..., por Dios, que lo he hecho con mala intención... Yo soy muy aturdida... todo el mundo lo dice... pero también dicen que tengo buen fondo.

-La carta -dijo Sancho- no la leyó, porque dijo que no sabía leer ni escribir; antes, la rasgó y la hizo menudas piezas, diciendo que no la quería dar a leer a nadie, porque no se supiesen en el lugar sus secretos, y que bastaba lo que yo le había dicho de palabra acerca del amor que vuestra merced le tenía y de la penitencia extraordinaria que por su causa quedaba haciendo.

Y como los tales señores supiesen el mando que el Inca Yupanqui mandaba, con la más brevedad que posible les fué, se vinieron á la ciudad del Cuzco; y siendo ya todos juntos, Inca Yupanqui les dijo, que ya vian que el sol era en su favor y que no era justo que se contentasen con poco; que le parescia que, porque andando el tiempo la guerra no les daria lugar á hacer sus tierras y repartirlas de la manera que de una vez queria que se repartiesen, que para perpetuamente ellos y sus descendientes sembrasen y se sustentasen, que le parescia que seria bien que cada uno tuviese sus tierras señaladas y conoscidas, para que las sembrasen y aderezasen cada uno dellos con la gente de sus casas y amigos, todo lo cual decia á los señores y moradores de la ciudad del Cuzco.