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Actualizado: 7 de julio de 2025
Currita no protestó contra aquel reproche tremendo; no se avergonzó ni se indignó tampoco. Asióse, por el contrario, para llegar a su objeto, a la punta de aquella maza que la aplastaba, y dijo lastimeramente: ¡Ay, sí, sí, padre, es verdad!... ¡Si usted supiera lo que pasa en mi casa! ¡Si usted conociera la situación en que me encuentro!
Al mismo tiempo, la joven habló con tono más decidido y más frío que antes. Gracias, señora; gracias, señor, por vuestros ofrecimientos; son muy hermosos y muy por encima de mis deseos; pero no podría tener un momento de alegría en la vida si me viera obligada a separarme de mi padre y si lo supiera sentado en nuestra casa pensando en mí y sufriendo en la soledad.
Lástima grande que le gustasen tanto las coristas de la opereta y sólo supiera hablar de París, como si en el resto del mundo no existiesen mujeres. Zurita saludó a la joven con un gesto de antiguo galán y no se ocupó más de ella. ¡Interesante la muchacha!... Pero él tenía su familia a bordo, sus niñas y cuñadas, y deseaba evitar a todas ellas relaciones de amistad que podían ser peligrosas.
¿Por qué ponía Fermín aquel gesto? ¿Había dicho él algún disparate?... Pues si no le gustaba esta solución, tenía otra. María de la Luz podía irse a vivir con él. Le pondría una gran casa en la ciudad, viviría como una reina. A él le gustaba la muchacha: bastante sentía los desprecios con que le había afligido después de aquella noche. Haría cuanto supiera para que fuese feliz.
El Vara de palo se sentó, mirando con asombro a Gabriel. Le alarmaba su seriedad inexplicable, el silencio prolongado, en el que parecía coordinar sus pensamientos, cual si no supiera cómo empezar... ¡Habla, hombre! ¡Rompe de una vez! Me tienes intranquilo. Hermano dijo Gabriel con gravedad , bien sabes que he respetado ese misterio de tu vida con el que me encontré al volver aquí.
Creemos que no; pero, aunque el Gobernador la supiera, no podría acudir á ustedes hasta las dos de la tarde. Hoy es el cumpleaños de la reina D.ª Isabel II, y, con tal motivo, hay besamanos en el Gobierno civil; ó, mejor dicho, el Gobernador recibe corte. Si quieren ustedes, nosotros, cuando vayamos á la recepción, le diremos que están aquí. ¡De manera alguna!
Perdóname, Laura. Pero eso ha servido para que yo supiera a tiempo la verdad. Para mal tuyo y mío. No, porque todo ahora se arreglará. Tú te casarás con Julio; demasiado sufriste en estos meses, la felicidad final debe ser tuya. Ambas rivalizaban, así, en el deseo de sacrificarse, y no parecían reparar en la presencia de Julio. Después Laura alternativamente los miró.
Aquí nadie sabe escribir; nadie escribe: todo eso es porquería. Como si de coro supiera cuantos libros buenos corren impresos. Por allá cruza un periodista... Llámale, grítale: ¡Don Fulano! ¡Ese periódico, hombre, mire usted que todos hablan de él de una manera!...
Los dos guardaban un secreto. Cuando creían conocerse uno a otro hasta el último rincón del alma, estaba pensando cada cual en la mala acción que cometía callando lo que callaba. El Magistral padecía mucho siempre que Ana le hablaba de la salud que él perdía. «¡Si ella supiera!».
En cambio concedíase importancia decisiva a las prácticas religiosas, a todos los ejercicios de piedad. Se pasaba el día orando, meditando. El alumno más apreciado no era el que mejor dijese y entendiese las lecciones, sino el que supiera pasar más horas de rodillas, o ayunase con más rigor, el más silencioso y taciturno.
Palabra del Dia
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