Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de junio de 2025
Díjole además la portera que momentos antes había subido a la casa un señor sacerdote, alto, de buena presencia, el cual, cansado de llamar, se fue, dejando un recadito en la portería. «¡Ya!... Es D. Romualdo... Así dijo, sí, señora. Ya ha venido dos veces, y... ¿Pero se marcha otra vez a Guadalajara? De allá vino ayer tarde. Tiene que hablar con Doña Paca, y volverá cuando pueda».
Ya había subido el sol gran trecho del cielo, ya calentaba la mañana con tibias caricias de un Abril de Vetusta; en la casa creían postrada o dormida a la Regenta y no abrían las maderas del balcón, ni interrumpían el descanso de la enferma.
Seguid mis pasos dijo el bufón entrando y cerrando la puerta ; cuidad de que subimos, seguid en derechura, ahora á la izquierda, ahora á la derecha: hemos subido; seguid recto; ahora bien dijo el bufón deteniéndose , tras ese tapiz, por cuya abertura se ve luz, os esperan. Adiós. El bufón se volvió. Don Juan entró. Cuando don Juan hubo entrado, el bufón se detuvo.
Mis ecos se han confundido Con la música lejana, Que se alza cada mañana Del seno de la creacion; Y entre el canto de las aves, Y el aroma de las flores, Del valle de los dolores Han subido á otra mansion.
Deslumbra la vista el brillo que despiden las anchas extensiones de hierba salpicada con las estrellas de color sonrosado subido del sueño, con los azules manojos de miosotis, con las anchas flores del aster de los Alpes, cuyo corazón es de oro.
Uno de ellos, viejo escultor cargado de laureles, le dijo un día contemplándole con admiración: ¡Qué joven ha subido usted al pináculo de la gloria! Yo no he ganado primera medalla hasta los treinta y seis años de edad y usted la consigue a los veinticinco. Aún no la he ganado, señor se apresuró a decir el joven, avergonzado. ¡Bah, bah! exclamó el gran escultor haciendo un gesto de indiferencia.
22 el cual está a la diestra de Dios, siendo subido al cielo; a quien están sujetos los ángeles, y las Potestades, y Virtudes. 1 Pues que el Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también estad armados del mismo pensamiento; que el que ha padecido en la carne, cesó de pecado;
En el comedor, don Pablo Aquiles ocupaba todavía el sillón y misia Casilda había vuelto a sentarse en el sofá, sus manos de cera extendidas sobre la falda negra; se esperaba al niño, a Quilito, que había subido a su cuarto y nunca acababa de bajar a comer. La cocinera asomó dos o tres veces su cara encendida. Espere usted que el niño baje decía la señora con su voz de flauta.
Estas se renuevan, y las formas de ayer vuelven a llevarse mañana. Así será en la ropa; pero en las personas, el que pasó, pasado se queda. No le quedan a usted más que los pinreles. Los juanetes que debía tener en ellos, se le han subido a la cabeza... Sí, sí... yo digo que usted piensa con los callos».
Es verdad; nos habíamos olvidado... ¿Pero dónde vamos ahora?... Ya lo hemos recorrido todo... Vamos a la habitación de María... Tal vez se haya subido allá... No me parece probable..., pero, en fin, vamos. Subieron a la torre, sin lograr mejor resultado. Ni en la habitación de María ni en la de Genoveva descubrieron rastro del canario.
Palabra del Dia
Otros Mirando