Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 26 de junio de 2025


Febrer comió en Can Mallorquí, para evitar a los hijos de Pep la subida a la torre. La comida empezó con cierta tristeza, como si aún vibrasen en sus oídos los lamentos de los encapuchados en el atrio de la iglesia. Poco a poco, en torno de la mesita baja y su gran cazuela de arroz fue difundiéndose cierta alegría.

No respondió nada el intérprete; antes, prosiguió, diciendo: -No faltaron algunos ociosos ojos, que lo suelen ver todo, que no viesen la bajada y la subida de Melisendra, de quien dieron noticia al rey Marsilio, el cual mandó luego tocar al arma; y miren con qué priesa, que ya la ciudad se hunde con el son de las campanas que en todas las torres de las mezquitas suenan.

Los bogas, que vuelven a Barranquilla, su cuartel general, están alegres, redoblan la actividad y la leña se embarca en un instante. Si bien aguas abajo las consecuencias de una varadura son más graves que a la subida, no temíamos tal aventura en ese momento, porque la creciente era extraordinaria.

De este género habría sido la representación simbólica de la resurrección de Jesús en la noche de Pascuas , de la cual tratan los cánones del concilio de Worms como de una antigua costumbre; la subida de la efigie de Cristo al techo de la iglesia, y el descendimiento de la de Satanás ardiendo el día de la Ascensión ; el pesebre que se erigía en la Noche-buena, la representación de los tres Reyes cuando adoraron al Niño Jesús, etc.

El ermitaño se acercó a ella con la obsequiosidad de un tendero que ensalza los géneros del establecimiento. ¿Iba aquello mejor? ¿Probaba la visita a la Virgen?... La pobre enferma, cada vez más pálida, revelando con una mueca de dolor las terribles punzadas que sufría en sus entrañas, no se atrevía a contestar por miedo a ofender a la milagrosa señora. «¡No sabía!... ... realmente debía estar mejor... ¡Pero aquella subida!... Esta promesa no había dado tan buen resultado como las anteriores, pero tenía fe: la Virgen sería buena para ella y la curaría».

Todavía se conformaba Elisa con explicárselo todo por cierta cobardía, desidia o pobreza de espíritu, que retraía al Conde de lo difícil y le inclinaba a lo fácil; que le inducía a apartarse de los caminos ásperos y de escarpada subida para seguir los senderos trillados y llanos.

Los dos amigos se habían encerrado en la secretaría del Casino, a ruegos del ex-regente, que quería ver, sin ser visto, lo que él llamaba la subida al Calvario de su dignidad. Detrás de Mesía, que daba buena sombra, temblando sin saber por qué, impaciente, casi con fiebre, Quintanar se disponía a ver todo lo que pudiera.

Veinte duros le he dado a la Visitación por la cantinela... Claro; a no me lo había de negar...». Y partiendo de esta idea, volvía a la misma cien y cien veces, describiendo el doloroso círculo. Apeose en la subida a Santa Cruz, y subió al obrador de Samaniego, entrando por el portal, que estaba en la calle de Vicario Viejo. Iba tan decidida, que no tuvo ni la más ligera vacilación.

Alguien tuvo la feliz ocurrencia en la casona de mandar que se expalara la cambera del pedregal, en mi obsequio, y a eso debí que la subida por ella no fuera lo que yo me temía, recordando lo que había sido la bajada.

En la casa últimamente designada estuvo como una media hora, y cuando bajó a tomar de nuevo el carruaje, su cara pálida tenía transparencias de cera, los labios no tenían color... «¿A dónde vamos, señorale preguntó el cochero, viendo que pasaba tiempo sin que diera ninguna orden. «Subida a Santa Cruz, esquina a la calle de Vicario Viejo». Y dicho esto, y al rodar de la berlina, daba vueltas a este pensamiento: «Claro; lo que yo dije.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando