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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Parece que no se acuerda más de ti le dijo un amigo, que a su lado había seguido el incidente. ¡No mucho! se sonrió él. Y es lástima, porque la chica me gustaba en realidad.
Es extraño, también, que a sólo tres millas del lugar indicado viva en el monasterio capuchino fray Antonio. ¿Quién es fray Antonio? preguntó Hales, quien contemplaba aún las cartas con toda atención. Le expliqué, y el anciano se sonrió, pero yo conocí que en la descripción del monje había reconocido a uno de los amigos de Blair, de los años pasados.
Tal vez la humanidad procure ser mejor después de esta prueba terrible; tal vez se regenere y aprenda á vivir por primera vez con un poco de lógica. Luego sonrió irónicamente, como su maestro. Se sentía invadido por la eterna duda, y continuó: Aunque nadie puede afirmar si esta pobre humanidad merece la pena de ser regenerada y que alguien se ocupe de su porvenir....
Aresti sonrió con desprecio. ¡Ya habían salido Padura y las otras dos batallas contra los castellanos!
Su padre se sonrió y le dijo: El teléfono sirve para todos los idiomas, Lita. Además, miss Mary sabe hablar español como yo y como tú. Habla inglés con los chicos para que lo aprendan.
Luego fijó tiernamente los ojos en su madre y en su marido y sonrió. En seguida volvió la cabeza y quedó inmóvil. Guillermo, asustado, asió su mano; estaba fría. Cornelia había muerto.»
Ester sonrió y llamó de nuevo á Perla que estaba visible á cierta distancia, como el ministro había dicho, y semejaba una brillante visión iluminada por un rayo de sol que caía sobre ella al través de las ramas de los árboles.
Amaury se sonrió, pensando en Antoñita. ¿Y de seguro quieres pedirme que te sirva de intérprete cerca de tu ídolo? ¡Desdichado! Me haces temblar... Pero prosigue. ¿Cómo te has enamorado? ¿y de quién?... Ya no se trata de una modistilla cuyo amor se busca por capricho, sino de una señorita de noble alcurnia a la que sólo puedo unirme en matrimonio.
Algo debió usted conocer en mis ojos, porque se sonrió y me saludó con la mano. ¡Pobre Pedro! Los perros no olvidan la mano que les ha acariciado una vez. El hombre que olvida los beneficios es peor que un perro. Después que yo me fuí has estado en el servicio, ¿verdad? Sí, señora; me tocó la suerte. Cuando me marché, la víspera de San Antonio, creí que todos estos picachos se me venían encima.
Pocos días después llegó á la casa de la avenida Víctor Hugo con un gesto de satisfacción que llenó de alegría á don Marcelo. ¿Ya está?... Ya está... Pasado mañana salimos. Desnoyers fué en la tarde siguiente al estudio de la rue de la Pompe. Mañana me voy. El pintor deseó acompañarle. ¿No podría ir también como secretario del senador?... Don Marcelo sonrió.
Palabra del Dia
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