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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Pues ¿quién será Isabel, locura mía, Con hermosura y prendas celestiales? ¡Oh! ¿cuándo resistió tanta porfía La bajeza de humildes naturales? 2410 No ha de pasar sin que lo sepa el día. Industrias hay; y si por dicha iguales Somos los dos, como mi amor desea, Tu cántaro, Isabel, mi dote sea.
Usted está acostumbrado á oír quejarse de dolor lo mismo al rico que al pobre, á ver que todos mueren igual; por eso toma á risa las cosas de los hombres. Al fin no somos más que animales. Hace usted bien. Ríase... pero el trueno gordo se acerca. Algún día encontrarán su merecido todos los ladrones... ¡todos! incluso su primo Sánchez Morueta.
8 Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas.
Usted podría inducirla a que nos manifestase la realidad, tal es mi creencia, porque es la única persona que tiene alguna influencia sobre ella ahora que su padre no existe, y, permítame que se lo diga, tengo razones para saber que ella siente por usted una estimación muy grande. Sí observé, no pudiendo contener un suspiro, somos amigos... buenos amigos. Más que eso declaró la señora Percival.
Decís, don Federico observó la marquesa , que en España cada cual está satisfecho con lo que le ha tocado en suerte. ¡Ah doctor! ¡Cuánto siento decir que ya no somos en esa parte lo que éramos!
Lloro á la muerte ansioso, al fuego me lamento sin sentido, gimo al aire celoso, al mar me quejo, al cielo favor pido, y no me dan consuelo la tierra, el aire, el fuego, el mar, ni el cielo. ¡Ay prenda de mis ojos! ¡ay soberana luz! ¡ay Sol querida! ¿qué atrevidos arrojos han dejado mi vida sin tu vida? si somos en tal calma, un amor, un aliento, un ser, un alma.
Hay otras cosas que la mugre, que la gente pagaría de buena gana para verse libre de ellas. ¡Vamos! ¡vamos! dijo el tabernero, que comprendía que pagar a la gente por su ausencia era un principio social peligroso ; una broma es una broma. Todos los que estamos aquí somos buenos amigos, me parece. Debemos dar para recibir.
Primeramente hay que colocar la bandera argentina, más alta que todas. Luego, á su derecha, la de España. ¡Que nadie me lo discuta! En esta tierra, después de los argentinos, somos nosotros. Ya sabe usted... Isabel la Católica... Solís... don Pedro de Mendoza... don Juan de Garay...
No intento tratar aquí de toda suerte de preocupaciones, ya porque fuera imposible comprehenderlas todas, ya porque muchas han sido explicadas en los capítulos antecedentes: propondré solamente algunas muy notables, que nos hacen caer en muchos errores. Quando somos niños creemos todo quanto nos dicen los padres, los Maestros, y nuestros mismos compañeros.
¡He dicho que venga en seguida! gritó el millonario. Dile que le necesito al momento; que estoy enfermo, que voy á morir... cualquier cosa. ¡Que venga pronto!... Y Luis vendrá, porque me quiere de veras: es mi único amigo. Está bien gruñó el capitán. Los demás somos unos perros. Y encogiéndose de hombros salió del despacho.
Palabra del Dia
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