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Actualizado: 16 de junio de 2025
Hablaba con entusiasmo de pobres costurerillas de Madrid que, bajo sus indicaciones, hacían prodigios en el arreglo de ropas y sombreros. Las joyas vistosas, primeros regalos con que el marido había domado sus esquiveces de jovenzuela, sólo se mostraban de tarde en tarde, después de misteriosos cautiverios en poder de prestamistas. Algunas habían desaparecido para siempre.
Si tuviéramos ahora la máquina... harías camisas de hombre... ¿Camisas de hombre? Eso no me gusta. O ropa blanca de señoras... Cosa rica, cosa buena. Mejor sería... Yo pensaré. Confecciones, sombreros... ¿Qué tal? Tú tienes un gusto... Gusto sí. Consulta con Emilia. Ella te dará buenos consejos Yo lo pensaré; yo meditaré sobre esto y lo decidiré pronto. Ahora vamos a otra cosa.
22. ¿Cuántas toneladas exporta el Ecuador al año? 23. ¿Qué otro país de la América del Sur exporta el marfil vegetal? 24. ¿Dónde se produce en mayor cantidad el marfil vegetal? Los sombreros de paja denominados "de Panamá" se fabrican en grandes cantidades en la provincia de Manabí, república del Ecuador, donde se les conoce con el nombre de sombreros de jipijapa.
Las mujeres y los niños llegan a ser los tejedores más hábiles, no obstante que algunas veces se encuentran hombres que tienen suficiente habilidad en los dedos para obtener éxito en el arte de fabricarlos. Las provincias de Manabí y Guayas, en el Ecuador, exportan los sombreros más finos, y de allí proceden los famosos jipijapas o modelos de Montecristo y Santa Elena.
Antier a las seis de la mañana pasaron por aquí las Castro Pérez: iban a caballo, con sombreros jaranos. ¡Buena visita! ¡Pobre de Angelina que habrá tenido que lidiar con ellas! «A la una, cuando volvía yo de misa, me encontré a don Carlos. Iba con Gabrielita. ¡De veras que la muchacha es hermosa! Me dijeron que el día cinco vendrás a la fiesta. Nosotras estamos contando las horas.
La luz gris y mortecina iluminaba débilmente las paredes adornadas de fusiles, de látigos y de colas de zorro; los abrigos y los sombreros arrojados sobre las sillas; los jarros de plata que exhalaban un olor de cerveza aventada; el fuego medio apagado, y las pipas colocadas en los ángulos de las chimeneas; signos de una vida doméstica desprovista de todo encanto superior, con que la expresión de sombrío fastidio del rostro rubio de Godfrey estaba en triste armonía.
Esta ancianidad se acentuaba bajo adornos extraños que no recordaban ninguna moda: trajes de colorines desteñidos que parecían cortados de un cortinaje viejo y oliendo á casa ruinosa, sombreros monumentales ó turbantes esféricos fabricados con gasas de mosquitero.
No hagas caso... Te quiero como a la Medicina... Haz de mí lo que gustes... Eso ya es otra cosa... Cuando nos casemos, como yo he de ganar tanto dinero, tendrás tres coches, catorce sombreros y la mar de vestidos... ¡Si yo no me caso contigo!...» declaró la joven en un momento de espontaneidad.
Á todo esto, la polka había atravesado ya la frontera, y se establecía entre nosotros, no como un huésped, sino como un conquistador. Recordarán ustedes que había sombreros á la polka, y pantalones á la polka, enaguas á la polka y hasta natillas á la polka.
En París se confeccionan los mejores guisos y se hacen los más graciosos vestidos y sombreros para mujeres; es menester, por consiguiente, que también se crea y se divulgue que en París se entiende mejor el amor y se le condimenta con aliños más picantes y especierías más ricas y exóticas.
Palabra del Dia
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