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Actualizado: 15 de junio de 2025


No se le ocurrió pensar que negar aquel nuevo préstamo al tenor no era desairar a la tiple: un secreto escozor, de que no quería hacer caso, le decía siempre que entre los intereses de la Gorgheggi y los de su maestro había una solidaridad misteriosa. «Negarle ese dinero a él era negárselo a ella», se decía sin poder remediarlo. «Y yo a ella... en estas circunstancias, no puedo negarle nada, ni siquiera lo que no tengo».

Esta diferencia genial y emuladora no excluye, sino que tolera y aun favorece en muchísimos aspectos, la concordia de la solidaridad.

Pero llevo yo en mi nueva existencia un sentimiento que él nunca ha conocido: el de expiar una antigua vida ciertamente nociva y rescatarme de errores de los cuales me considero aún hoy responsable, porque entiendo que, entre todas las mujeres igualmente respetables, hay una solidaridad instintiva, de derechos, de honor y de virtudes.

Parecía imposible que un organismo humano pudiera resistir tanto golpe, que en su cuerpo débil cupiesen tantos quebrantos, sin que él se viniera abajo. Con la solidaridad de todos los que arrostran el peligro, repelía la gloria individual. Hablaba de la Legión como el soldado habla de su regimiento, como el marino habla de su buque, creyéndolo el mejor de todos.

Acaso porque todos, confesándolo ó no, apreciamos en mucho aquellas cualidades en que no abundamos, yo admiro la obra paciente é inteligentísima de los eruditos, de los bibliógrafos, de los escudriñadores de las fuentes vivas en nuestra literatura, en nuestra ciencia y en nuestra historia. Y esta obra de perseverancia y sabiduría se realiza con admirable solidaridad.

Tiros de noche podían ser una señal de incendio, de ladrones, ¡quién sabe de qué!... seguramente de nada bueno; y los hombres salían de sus casas dispuestos á todo, con la abnegación y la solidaridad de los que viven en pleno campo.

En el rato que estuvieron solos, antes de que entrara Papitos con el servicio y la sopa, Maxi endilgó a su mujer algunas frases enteramente ceñidas al endiablado asunto que constituía su demencia. Fortunata le apoyó en todo, mostrándose muy penetrada de la urgencia de establecer, como realidad social, el principio de solidaridad de la sustancia divina.

Una excusa de cobarde egoísmo emergió en su pensamiento, fabricado de una sola pieza. El era español, era un neutral, que nada tenía que ver en la contienda del centro de Europa. Su segundo le había hablado á veces de solidaridad de raza, de pueblos latinos, de la necesidad de acabar con el militarismo, de hacer la guerra para que no hubiese más guerras... ¡Simplezas de lector crédulo!

Y tales fueron los gritos de este grupo, que luchando y forcejeando iba de un pilar á otro del emparrado, que empezaron á salir gentes de las vecinas barracas, y llegaron corriendo, en tropel, ansiosas, con la solidaridad fraternal de los que viven en despoblado. Pimentó fué el que se hizo dueño de la escopeta y prudentemente se la llevó á su casa.

¡El Hombre-Montaña se ha escapado!... ¡El gigante se marcha de la capital!... Y todos, al oir esto, pensaban lo mismo. El coloso era hombre, y por solidaridad de sexo iba indudablemente á unirse con los revolucionarios. Los pesimistas levantaban las manos hacia el cielo, exclamando: ¡Sólo nos faltaba esta nueva calamidad!...

Palabra del Dia

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