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Actualizado: 2 de junio de 2025
Más tarde me lo dirás. Mira, viejo negro, que tengo en la selva compañeros libres, y si nos tocas a mí o a los míos, quemarán tu aldea. Mis guerreros me defenderán. ¡Oh, bandido! El Capitán, furibundo, se había levantado amenazando con los puños al jefe, cuando de pronto oyó dos disparos de fusil, seguidos de gran gritería. ¡Dos disparos! exclamó Hans . ¡Sin duda son Cornelio y Van-Horn!...
Lo que me carga es que vaya ese don Ramoncito, que me tiene ya hasta aquí. Mira, mira, Leoncia: si lo echas, estaré cantando seguidillas cuatro días seguidos. ¡Ah! No me acordaba: ¿sabes que estamos arreglando una procesión en las Maravillas? Ya te proporcionaré un balcón para que la veas. Va á estar muy lucida, y salen más de veinticinco santos y todas las cofradías de Madrid.
Hubo un largo silencio mientras caminaban lentamente la vuelta de casa precedidos y seguidos de otros grupos. No te vayas á figurar que á mí me importa ya nada de ese tío profirió ella al cabo. No me figuro nada respondió secamente Velázquez.
Los oficiales alemanes querían morir. Con el sable en alto, después de haber agotado los tiros de sus revólveres, avanzaban contra los asaltantes, seguidos de los soldados que aún les obedecían. Hubo un choque, una mezcolanza. Al viejo le pareció que el mundo había caído en profundo silencio.
Tócame ahora decir algo de los estudiantes irlandeses, con tanto más motivo, cuanto que, estando todavía nosotros en aquel magnífico patio, bajaron de dos en dos la amplia escalera del edificio, seguidos de un sacerdote; pasaron á nuestro lado, mirándonos con disimulo y poniéndose más encarnados que la grana, y se dirigieron á la contigua iglesia.
Y hacían memoria de los numerosos combates entre toros y temibles felinos, seguidos siempre del triunfo ruidoso de la fiera nacional. El marqués reía al acordarse de otra de sus bestias.
¡Por el rayo, Blasillo! ¿olvidas, hijo mío, nuestras largas y rudas travesías, nuestros sobresaltos, nuestros peligros, seguidos siempre de nuevas fatigas?... mientras que mañana, Blasillo, descanso, y descanso de verdad, y para siempre. No me compadezcas, pues; si sufro, es por ti.
Pásale la mano por el lomo; verás qué pelo tan fino... No tengas miedo, que no la suelto. Y continuaba los elogios del repugnante y sanguinario animal. La hacía cazar siete días seguidos sin fatigarla. Algunas veces mataba hasta cincuenta conejos: siempre tenía sed de exterminio.
La lectura de los infinitos documentos referentes á aquella, que han pasado por nuestras manos, ofrece como marcas generales las de la S y el clavo que colocaban en el centro de dicha letra verticalmente y las de los nombres y apellidos de los dueños seguidos á veces hasta de la profesión de aquel como se ha visto en la morisca que perteneció al que hoy llamaríamos arquitecto municipal.
Roseta se mostró más locuaz. ¿De dónde venía? ¡Qué casualidad, encontrarse dos días seguidos! Y él, tembloroso, cual si las palabras le costasen gran esfuerzo, contestaba como siempre: «D'ahí... d'ahí....»
Palabra del Dia
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