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Actualizado: 23 de mayo de 2025


Confieso, con la ingenuidad que me es característica, que he tenido tentaciones de pintar al Conde de Alhedín como a un seductor perverso, endemoniado y profundo en sus ardides y planes de guerra. «De esta suerte me decía yo cuando iban ocurriendo estas cosas y yo mismo no estaba aún en el secreto , si doña Beatriz ha sido en efecto seducida, su caída tendrá cierta disculpa, y, si no lo ha sido, su triunfo será más glorioso y memorable

Seducida mi mujer por don Juan de Guzmán, ella sedujo á uno de los galopines de cocina... estoy seguro de ello... á Cosme Aldaba... y á un paje de la reina... amante de mi hija, como don Juan de Guzmán era amante de mi mujer. Acabad de una vez. Llegamos al crimen.

Ni Mauricio ni Herminia podían ser rigorosos con él: uno y otro iban á saltar de alegría á las primeras insinuaciones de Fortunato; él obedeciendo á su antiguo cariño y ella seducida por la novedad del personaje, serían conquistados sin remedio.

Si aquella mujer por él inicuamente... no cabía negarlo, inicuamente seducida y abandonada , encontró después un hombre, un filósofo que, mediante matrimonio, o fuese como fuese, aseguró su porvenir, ¿con qué derecho iba él a turbar su reposo? Si le dijese, que ciertamente se lo diría: «yo no tengo la culpa», ¿qué contestaría? Además, ¿qué iba a solicitar? ¿Amor platónico? ¡Absurdo!

Si en algunos casos reconocía el Conde que la seducción había sido mutua, en los más, con notable consolación de su ánimo y con no corto menoscabo de su vanidad, el Conde no veía en su propia persona sino a la que padece, esto es, a la verdaderamente seducida. Ni una sola de sus conquistas había tenido hasta entonces asomos de carácter trágico.

Serafina, la primera vez que cayó en ella, cayó, como tantas otras, seducida por la vanidad, por la lujuria exaltada de la mujer de teatro, por el interés: su primer amante, a quien quiso un poco, de quien estuvo muy orgullosa, fue un General francés, Duque, millonario.

Era una precursora de los invernantes actuales, una joven contemporánea de Lord Byron, seducida por la belleza del Mediterráneo y de unas montañas sin caminos, casi inexploradas. Al morir, la habían enterrado en el promontorio desierto, por ser protestante. Los pescadores y los cultivadores de esta costa solitaria repelían al extranjero, negándole hospitalidad hasta en sus cementerios.

¡Chin, chin, chin! ¡bom, bom, bom! ¡, amigo mío! ¡Primero seducida que fanatizada!... Puede usted contar con mi firme amistad, don Víctor; para las ocasiones son los hombres.... Ya lo , Mesía, ya lo ... ¡Cierre usted el balcón, porque se me figura que tengo ese bombo maldito dentro de la cabeza! ¡Las diez! ¿Has oído? el reloj del comedor ha dado las diez.... ¿Te parece que subamos?...

La pobre Lucy era la obrera debilitada por la explotación, envenenada desde su nacimiento por la miseria; eres la hija del pueblo atraída fuera del hogar por el encanto del bienestar de los privilegiados; seducida, no por el amor, sino por el capricho de los felices, la doncella llevada en sacrificio al Minotauro, cuyos restos se arrojan después al estercolero.

Doña Franquista ignoraba que hubiese sido seducida y abandonada: don Quintín, merced a su pasada indiscreción, sabía la verdad incompleta; que don Juan se portó villanamente; pero del provecto que ella abrigase, ni palabra. Mientras tanto don Juan continuaba en París haciendo vida de hombre alegre, libre y rico. ¿A qué narrar sus aventuras?

Palabra del Dia

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