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Actualizado: 16 de junio de 2025
Distraido con estas ideas, no se fijó en los grupos de estudiantes que tan de mañana volvían de la ciudad como si se hubiesen cerrado las aulas; menos aun pudo notar el aire preocupado que tenían algunos, las conversaciones en voz baja, la señas misteriosas que entre sí cambiaban.
Tomó el mandamiento el cura, y vio como era verdad cuanto el cuadrillero decía, y cómo convenía con las señas con don Quijote; el cual, viéndose tratar mal de aquel villano malandrín, puesta la cólera en su punto y crujiéndole los huesos de su cuerpo, como mejor pudo él, asió al cuadrillero con entrambas manos de la garganta, que, a no ser socorrido de sus compañeros, allí dejara la vida antes que don Quijote la presa.
Yo, con tantos años a cuestas: yo, que en toda mi vida no he estado enamorado más que una vez... y por más señas que lo estuve de una buena moza, con quien me habría casado a no haberla sorprendido en chicoleos con el tambor mayor, que... Don Modesto, don Modesto gritó Rosa poniéndose erguida . Honre usted su nombre y mi estado y déjese de recuerdos amorosos.
Pues no lo sé, Butrón, y me tiene esto muy perpleja... Porque Damián me ha traído varias cartas que le han llegado por el correo y no sé dónde enviárselas... ¡Si falta en esa cabeza algún tornillo!... Preciso será esperar a que escriba de nuevo, y te encargo mucho que en cuanto recibas sus señas me las envíes de seguida.
Por supuesto que no son de la cosecha de Nieves estas señas que aquí se dan de su primito. No ahondaban tanto sus malicias todavía.
Era el 1.º de Agosto de 1358, y por más señas que habia nubes. Así lo dice el Memorial. Para el Preboste de Paris estuvo realmente bien nublado. Pues nuestro buen Estéban Marcel se hace amo de las llaves de la ciudad, y á la media noche, toma el camino de la Bastilla de San Antonio. El Preboste creia que iba solo; pero se engañaba. Dos hombres le seguian.
Recorriéndolo, fijaba Lucía la vista en la fachada correspondiente a la casa de Artegui, de una de cuyas ventanas salía una mano pálida que le hacía señas. ¿Era mano de hombre o de mujer? ¿era de vivo, o de cadáver?
Andaba la viuda de Fenelón a buen paso, sin mirar para ninguna parte, y llevaba en la mano un paquete, alguna obra tal vez para trabajar en su casa el día siguiente, que era domingo, y domingo de Ramos por más señas. Como iba más aprisa que él, pronto se aumentó la distancia que les separaba.
Cuando se hubo marchado, Pepe dio las gracias al bibliotecario y le preguntó quién era aquel señor. Es don Luis María de Ágreda, senador, muy buena persona. De estos que no hablan nunca, y progresista a la antigua, pero muy rico. No hace más que asistir a las votaciones, aunque está diciendo siempre que va a hablar... y nunca habla. Después le dio las señas de la casa de don Luis y se separaron.
Los caballeros van y vienen por la ancha acera y miran con mayor o menor descaro a las damas sentadas junto al mostrador. Con un ojo en las novedades de la estación y con otro en la calle, regatean los precios, y cazan lisonjas y señas al vuelo. Los mancebos son casi todos catalanes; pero pronuncian el castellano con suficiente corrección. Son amables, guapos casi todos.
Palabra del Dia
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