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Actualizado: 15 de julio de 2025
Era un día en que el tío Magano andaba á la mar, y la tía Carpa á vender un carpancho de sardinas. Cafetera estaba solo en casa, sentado sobre un arcón viejo, único mueble de ella, no contando el catre matrimonial, rascándose la cabeza como aquel que acaricia una idea de gran transcendencia, y murmurando algunas palabras, no todas evangélicas, las más de un colorido asaz rabioso.
Un dia que estuvimos en busca de la ancla perdida, fuimos mas adentro por tierra, y vimos 2 ó 3,000 casitas ó sepulturas con una pared que corre entre ellas, las que están del desembarcadero sobre el rumbo del N, distancia cosa de 12 millas ó 4 leguas. Los peces de dicho puerto de San Julia son pescada, pejerrey y sardinas: de todo lo expresado con abundancia.
Rincón prometió fidelidad y buen trato; dióle el soldado tres cuartos, y en un vuelo volvió a la plaza, por no perder coyuntura; porque también desta diligencia les advirtió el asturiano, y de que cuando llevasen pescado menudo, conviene a saber, albures, o sardinas, o acedías, bien podían tomar algunas y hacerles la salva, siquiera para el gasto de aquel día; pero que esto había de ser con toda sagacidad y advertimiento, porque no se perdiese el crédito, que era lo que más importaba en aquel ejercicio.
Porque ustedes no pueden figurarse la bambolla que hay en Villavieja, y los humos que gastan y el tono que se dan ciertas gentes... Vamos, cuatro zarrapastras, Dios me lo perdone, que estarían mejor barriendo las escaleras o acarreando sardinas desde el muelle... ¡Ya verán ustedes, ya verán! sobre todo usted, Nieves, si no trae bien atascados los baúles y no saca un vestido nuevo cada día a la Glorieta o a los Arcos... ¡ja, ja, ja! y si le saca, que luego se le copian y la miran de reojo y la despellejan viva.
Se abalanzaron entonces a los comestibles que estaban a la vista: pastelillos y dulces de diversas épocas, artísticamente moteados con deyecciones de moscas a pesar de su encierro entre cristales. El dueño, detrás del mostrador, atendía al remedio de esta hambre general abriendo latas de sardinas y cortando lonchas de salchichón blanducho.
Semejante a ésta es otra de un muchacho mal vestido, con una monterilla en la cabeza, contando dineros sobre una mesa, y con la siniestra mano haciendo la cuenta con los dedos con particular cuidado; y con él esta un perro detrás, atisbando unos dentones, y otros pescados, como sardinas, que están sobre la mesa; también hay en ella una lechuga romana, que en Madrid llaman cogollos, y un caldero boca abajo; al lado izquierdo esta un vasar con dos tablas; en la primera están unos arencones y una hogaza de pan de Sevilla sobre un paño blanco; en la segunda están dos platos de barro blanco, y una alcucilla de barro con vidriado verde, y en esta pintura puso su nombre, aunque ya esta muy consumido y borrado por el tiempo.
Los bailes campestres germinan y se desarrollan aquí espontáneamente, como la hiedra y los poleos, y viven y se reproducen, á pesar de todos los pesares, y son un artículo veraniego de primera necesidad, un rasgo peculiarísimo que forma parte de nuestro carácter, un detalle de nuestro tipo, como, en concepto de los señores de Madril que nos conocen de oídas, las sardinas, las narrias, los cuévanos y las amas de leche.
¿Pero no me amáis? ¡Ay!... ¡sí!... exclamó doña Catalina tendiendo lánguidamente su mano y de una manera instintiva á Quevedo. ¡Ah! exclamó Quevedo, apoderándose de aquella mano ; ¡y cómo me da la vida vuestro amor! Soltad, que estas monjas son muy curiosas, y siempre están en acecho. Decís bien; siempre andan alrededor de los del mundo, que se les acercan como el gato alrededor de las sardinas.
Bien quisiera la Tribuna salir, librarse de la sensación lancinante que le producía tal vista; pero la gente que la rodeaba por todas partes, como las sardinas a las sardinas en la banasta, no le consentía moverse mientras el telón no se bajase.
Vamos, vamos, bella patrona, cálmese usted y no abra el pico como una gaviota que va a dejarse caer sobre un banco de sardinas. He aquí lo que la apaciguará dijo Kernok haciendo sonar algunos escudos ; tengo necesidad de usted y del... señor.
Palabra del Dia
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