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Actualizado: 18 de noviembre de 2025


Pero existen y han existido siempre seres que transportan la santidad del corazón a la fantasía, de la vida a la quimera, como el ingenioso hidalgo transportaba el heroísmo, y contra estos espíritus exaltados, imaginativos, en el fondo vanidosos y egoístas, van las presentes páginas.

Pero á todo esto, no hablas sino de generalidades, y el caso de conciencia no parece. Voy al caso, dijo el Comendador. Soy todo oídos, repuso el fraile. ¿Qué debe hacer el que no es hijo de quien pasa por su padre, según la ley, y usurpa nombre, posición y bienes que no son suyos? El drama del Sr. Echegaray Ó locura ó santidad no había sido representado aún.

Por lo demás, incrédulos y crédulos, ora por hacer coro a D. Acisclo, ora porque así lo sintiesen, todos convenían en que el muerto había sido lo que se llama un bello sujeto, lleno de discreción y de bondad, y hasta santo, entendiendo cada cual la santidad a su manera.

Creíale un tesoro de santidad, un dechado de todas las virtudes, y un pozo inagotable de ciencia. Cuando el Padre hablaba, quedábase ella suspensa oyéndole, y se apartaba de todo y se reconcentraba a fin de no perder ni un acento y de comprender el más hondo sentido de su discurso.

Cierto es. ¿Y si después de llegar á los dominios de nuestro rey en Francia emprendiese un caminante la marcha en dirección á Oriente? Pues visitaría las tierras francesas que todavía están en tela de juicio y la famosa ciudad de Avignón, donde reside temporalmente Su Santidad.

Es más: yo creo que si no fuera al Jockey, no le querrías tanto. Un marido un poquitín calavera un poquito nada más ¿eh? es más seductor, tiene más sal. La absoluta santidad masculina no suele hacernos absolutamente felices a las mujeres. Los santos suponiendo que los haya no están bien más que en el cielo. Aquí, en la tierra, los calaveras claro, con medida son más amados que los ángeles.

No seré yo quien defienda á todos los aventureros españoles de entonces, admirables y gloriosos por su inteligencia y por sus bríos, pero que distan mucho de valer para modelos de santidad, y que tal vez, como vulgarmente se dice, eran lo peor de cada casa.

Pero ni en la santidad del claustro hay espíritu tranquilo, y aunque no mundana, sino muy ascética, fray Venancio tenía una preocupación constante.

No fué inferior á la pobreza su obediencia, de que dió pruebas maravillosas, las cuales, por ventura, alguno que no mira la verdadera santidad sino con los ojos del cuerpo, tendrá en poco, pero no quien mirando las cosas con los ojos limpios y claros del espíritu, mide la perfección de las virtudes, no con lo que muestran en la apariencia, sino con lo que en la realidad son en mismo.

Los místicos, los santos, que todos fueron solteros, aceptando todas las cruces, menos la del matrimonio con lo cual su santidad desmerece un poco por falta de sometimiento a prueba completa decían que al matrimonio, como a la muerte, es difícil llegar bien preparados.

Palabra del Dia

vengado

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