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Actualizado: 20 de junio de 2025
Maltrana buscaba con los ojos al otro conferencista, el profesor italiano, que se mantenía lejos de las señoras, en las inmediaciones del fumadero, entre los lectores soñolientos, con una columna de volúmenes y revistas al lado de su sillón. Los «pingüinos» le saludan porque tiene un nombre conocido, y ellas respetan instintivamente la celebridad.
No obstante tanta bravura, Maltrana notaba en él cierto encogimiento al llevarse la mano a la gorra para saludar cierta timidez felina en los ojos cuando algún superior le dirigía la palabra. Este tío saluda de mal modo pensaba Isidro . Es el mismo encogimiento medroso y vengativo con que los presidiarios saludan a sus jefes.
Desde entonces me dejan acercarme todos los días, y no sólo eso, sino que me saludan del modo afectuoso que acaban ustedes de ver... ¿No piensas, querido Tristán añadió dirigiéndose alegremente a éste , que el mismo procedimiento es el que debemos emplear con los hombres?
Los niños pequeñuelos acuden a verla las pocas veces que sale a la calle y quieren besarla la mano; las mozuelas le sonríen y la saludan con amor; los hombres todos se quitan el sombrero a su paso y se inclinan con la más espontánea reverencia y con la más sencilla y natural simpatía.
Todos se detienen un instante, saludan quitándose el sombrero, la reina hace sus graciosas reverencias, y asunto concluido. Ni un viva, ni una exclamacion: es un pueblo galante que saluda á la primera de sus damas y que conserva el respeto tradicional hácia los reyes; pero nada de entusiasmo.
Os saludan todas las Iglesias del Cristo. 17 Y os ruego, hermanos, que miréis por los que causan disensiones y escándalos fuera de la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos. 18 Porque los tales no sirven al Señor nuestro Jesús, el Cristo, sino a sus vientres; y con suaves palabras y bendiciones engañan los corazones de los simples.
17 Me regocijo de la venida de Estéfanas y de Fortunato y de Acaico, porque éstos suplieron vuestra ausencia. 19 Las Iglesias de Asia os saludan. Os saludan mucho en el Señor Aquila y Priscila, con la Iglesia que está en su casa. 20 Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. 21 La salutación de mí, Pablo, de mi mano. Nuestro Señor ha venido.
18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis, olor de suavidad, sacrificio acepto, agradable a Dios. Amén. 21 Saludad a todos los Santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan. 22 Todos los santos os saludan, y mayormente los que son de la casa del César. Amén.
Por la puerta del príncipe salía un chorro de luz vivísima, que cortaba con un gran rectángulo las negras sombras del adoquinado; a su reflejo distinguíanse los centinelas, armas al brazo, a la puerta de sus garitas; gentes de medio pelo, soldados y criados de servicio, por ser aquel día domingo, poblaban los jardines, ya sentados, ya paseando; algunos grupos de chiquillos trasnochadores corrían de acá para allá con gran algazara, riéndose porque se caían, riéndose porque se levantaban, riendo siempre con esa alegría de la infancia, espontánea y comunicativa, que recuerda la alegría de los pájaros cuando saludan al alba.
En efecto, el mar y el cielo de Málaga hacen pensar á cada instante en África, cuya atmósfera, bañando con sus ráfagas ardientes las costas españolas, es como un vínculo de unión entre esos dos semi-continentes que se saludan desde lo alto de sus montañas rocallosas por encima del Mediterráneo.
Palabra del Dia
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