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Actualizado: 16 de noviembre de 2025
Zamacois, Roberto Castrovido, escriben sus admirables novelas y sus artículos maravillosos sobre una mesa de mármol, con un tinterillo menguado, entre el bullicio, envueltos en el humo de las salas de un cafetín de barrio. Es éste un milagro de aislamiento entre la muchedumbre, para el que es preciso una gran fuerza mental. Valle-Inclán escribe en la cama, con lápiz.
Tanto en el interior como en el exterior, la fábrica no presenta más que ángulos rectos y líneas geométricas. Sus grandes salas llenas de la luz que entra á raudales por las ventanas, tienen no obstante algo de terrible en su aspecto.
En esta sala, el arte ha podido más que la dinastia. Despues de visitar todo el Museo, en una de las salas contiguas á la de preferencia, hemos encontrado otra pintura de Murillo. Es un lienzo de media vara en cuadro, poco más ó menos. Representa un muchacho de corta edad, pobre, mendigo, sentado en el suelo, y que tiene una pierna colocada sobre la otra.
Seguro de la victoria los arrastra a una de las salas retiradas del caserón, se hace traer una mesa adecuada, bujías, cerveza, cigarros y ¡vamos allá!... Después de haber estado a dos dedos de perderla, Jaime Moro gozaba de aquella felicidad con una ruidosa alegría que causaba envidia.
Cubrió también de oro las salas. 10 Y dentro del lugar santísimo hizo dos querubines de hechura de niños, los cuales cubrieron de oro. 11 El largo de las alas de los querubines era de veinte codos; porque una ala era de cinco codos; la cual llegaba hasta la pared de la Casa; y la otra ala de cinco codos, la cual llegaba al ala del otro querubín.
Después del vestíbulo se encontraban tres o cuatro pasillos convertidos en salas de espera, de descanso, de conversación, de juego de dominó, todo ello junto y como quiera. Más adelante había otra sala más lujosa, con grandes chimeneas que consumían mucha leña, pero no tanta como decían los mozos. Aquella leña suscitaba graves polémicas en las juntas generales de fin de año.
Muchas gracias; quede usted con Dios. Aléjeme a paso largo. Antes de llegar a la puerta de Paca ya oí ruido de bofetadas y lamentos. Algunas mujeres se mantenían sentadas delante de las viviendas o salas, como allí las llaman, departiendo en voz alta.
Es mujer de buena cabeza. Calló un momento. ¡Pero de tan raras ideas! ¡Tan acostumbrada á imponer su voluntad!... La conocí en Biarritz hace algunos años. Aquí la he visto muchas veces en las salas de juego: saludos, conversaciones insignificantes. Cuando una mujer apunta, no admite galanterías que la distraigan.
La guerra, los héroes... cosas nebulosas y sin sentido. El está por la realidad, y empieza á hablar de un nuevo personaje admirado por él, un portugués que juega fuerte, y cuyo nombre, desde hace unos días, parece llenar las salas, á causa de sus ganancias. Yo lo observo; además, es amigo mío y creo poseer su secreto. Imagínese, príncipe...
Carmencita, incapaz de bajar de un solo paso desde el cielo rútilo y floreciente hasta el lóbrego comedor de la casona, se deslizó hacia su dormitorio para recogerse un momento y componer su semblante transfigurado. Iba casi a tientas por salas y pasillos penumbrosos, a los cuales la luna se asomaba un poco por las vidrieras desnudas.
Palabra del Dia
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