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Actualizado: 16 de julio de 2025


En casa rica estoy, con buenos amos que no reparan en dos reales más o menos; seis duros de salario... Pues no me hallo, señora, y paso la noche y el día acordándome de esta familia, y pensando si estarán bien o no estarán bien. Me ven suspirar, y creen que tengo hijos.

Sucedíale algo de lo que al jugador que, acostumbrado á poner grandes cantidades á una carta, mira con aversión el corto salario que en la sociedad le proporciona el ejercicio de su profesión. En fuerza de meditar sobre su situación concluyó por tirar su cesto á la mar; y sin otras armas que su ligereza de manos y de pies, se lanzó á lo sublime del arte.

Por rico que sea un hombre no puede librarse de que se la pegue su mujer... y á me han engañado dos. Soy muy desgraciado. Acaso seáis, más que desgraciado, mal pensador. ¡Tan buena la una como la otra! Ya llegaremos á eso, ya llegaremos. Estamos en que entrásteis de galopín en la cocina de la infanta doña Juana. ; , señor; y como el salario era corto, hurté. ¡Hurtásteis!

Facundo, al fin de un año de trabajo asiduo, pidió su salario, que ascendía a sesenta pesos; montó en su caballo sin saber adónde iba, vió gente en una pulpería, desmontóse y alargando la mano sobre el grupo que rodeaba al tallador, puso sus sesenta pesos a una carta; perdiólos y montó de nuevo marchando sin dirección fija, hasta que a poco andar, un juez Toledo, que acertaba a pasar a la sazón, le detuvo para pedirle su papeleta de conchavo.

El que recibe propheta en nombre de propheta^, šalario de propheta recibirá: y el que recibe jušto en nombre de jušto, šalario de jušto recibirá. Y qualquiera que diere

Su fisonomía revela la tranquilidad de un día sereno que acaba, aguardando del cielo su salario y renace en la tierra contemplando otras generaciones. Otra mujer, joven aún, tiene en sus manos un libro medio cerrado, que abre a menudo para leer un breve rato y volverlo a cerrar como si reflexionara lo leído.

Mientras ésta permaneció viuda de mi padre, su primer marido, llevé con paciencia su desigualdad de carácter y las consecuencias de su codicia; pero, a partir de la segunda boda, la vida se me hizo insoportable, porque además de hija sin cariño, a lo cual ya estaba acostumbrada, comencé a ser criada sin salario, lo cual me parecía el colmo de la maldad.

Con no mirar sus cuadros ó con no oir ó leer sus versos se remedia todo el mal que causan. No sucede lo mismo con aquellas profesiones de las que depende la grandeza ó la ruina de los Estados, la vida de muchos hombres y la hacienda de todos, desde el gran capitalista, al que tiene que vivir de un salario mezquino.

7 Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, que da el crecimiento. 8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su salario conforme a su labor. 11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesús, el Cristo. 12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca;

Y asegúrote, de parte de la sabia Mentironiana, que tu salario te sea pagado, como lo verás por la obra; y sigue las pisadas del valeroso y encantado caballero, que conviene que vayas donde paréis entrambos. Y, porque no me es lícito decir otra cosa, a Dios quedad, que yo me vuelvo adonde yo me .

Palabra del Dia

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