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Actualizado: 9 de mayo de 2025


El sabio fisiólogo había conocido a primera vista una de esas enfermedades de languidez en las que la inercia del enfermo paraliza los esfuerzos del médico y en las que el abatimiento moral hace inútil la ciencia más profunda. Tendrá usted que usar de toda su influencia, señorita, para galvanizar esta energía que se apaga.

Declamen cuanto gusten los positivistas, es innegable que el más completo conocimiento de los seres o de sus calidades al menos, la experiencia activa de siglos, y el haberse elevado el sabio, de la observación y estudio de los hechos, a leyes generales de certidumbre notoria, han infundido la natural e inevitable ambición de reunir y enlazar dichas leyes bajo un principio único de donde emanen, de someterlo todo al mismo fin y al mismo comienzo, y de fundarlo sobre base inconcusa, encerrando, con la explicación debida, a Dios, al universo y al hombre y sus destinos, dentro de un armonioso sistema.

Había hallado por fin el hombre por quien siempre suspirara; un hombre callado, atento, que se interesase por la morfología y que le creyese un sabio. En efecto, Sánchez llegó pronto a convencerse de que Moreno era un hombre distinguidísimo.

Un rey concedido por Vos es absolutamente vuestra imagen, y debe, por lo tanto, conservar todo su prestigio y toda su autoridad: si este rey se asocia con su pueblo y se mezcla en las luchas que lo dividen, formando parte de ésta o de la otra fracción, las pasiones se exaltan más y no cumplirá la misión que de Vos ha recibido, porque la monarquía es una gran familia de la que el rey es el padre, y no es un padre sabio el que hace a cada uno de sus hijos juez de su propia conducta y de todas las razones causadas por todas y por cada una de sus obras; ¿quién le ha dado el derecho de condenarlo todo, de decirlo todo, escribirlo todo, ya sea contra su gobierno, ya contra cada uno de sus hermanos, salvo, empero, el ser castigado, si se equivoca?

Si no he comprendido mal el símil de Vuecencia, ese es precisamente el punto en que tengo la desgracia de discrepar de su sabio parecer. ¿A ver cómo? Vuecencia sabe que sus caudales no son los que eran algunos años hace; que han disminuido..., que... Adelante, Simón.

A él que le preguntasen sobre casos prácticos, y su pericia de patrón de barca, habituado á todos los peligros del mar, le haría responder con el aplomo de un sabio. En los trances difíciles días de tormenta, bajos tortuosos, vecindad de costas traidoras , Ferragut sólo se decidía á descansar cuando Tòni le reemplazaba en el puente.

Sólo cuando penetréis dentro del inviolable seguro podréis llamaros, en realidad, hombres libres. No lo son quienes, enajenando incesantemente el dominio de a favor de la desordenada pasión o el interés utilitario, olvidan que, según el sabio precepto de Montaigne, nuestro espíritu puede ser objeto de préstamo, pero no de cesión.

Después que se entera del que pide, crecen evidentemente sus sospechas porque le acribilla a miradas escrutadoras, de tal suerte, que el presunto sabio baja la vista avergonzado, juzgándose un matutero de la ciencia.

Después vió surgir en la galería de cuadros que le iba presentando su memoria, las intrincadas y estrechas calles, las altas y parduscas casas, las enormes catedrales y los edificios públicos de antigua fecha y extraña arquitectura de una ciudad europea, donde le esperaba una nueva vida, siempre relacionándose con el sabio y mal formado erudito.

No conozco España; ¡pero me interesa tanto!... Yo adoro todos los países de amor, donde los hombres son desinteresados, donde no exista la dote y una mujer puede casarse aunque sea pobre. Dejó caer una ojeada de lástima el príncipe al pasar junto al sabio. Un nuevo personaje intervino en la vida de los habitantes de Villa-Sirena.

Palabra del Dia

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