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Actualizado: 12 de mayo de 2025
No he podido dormir, Quevedo dijo el joven. Dichosa edad en que el amor desvela; ¿y no ha tenido parte en vuestro desvelo el lance de anoche? ¿Cuál de ellos? Quevedo marcó con el brazo una estocada. ¡Ah! ¡no! Pues sabed que Lerma lo sabe. Me importa poco. Que os pueden encerrar. Me importa menos. Que os puede suceder algo que negro sea. Sucédame en buena hora. No negáis la pinta. ¿Qué pinta?
Sé que es absolutamente imposible el quedarse, discutiendo con vos, con la última palabra. No soy, sin embargo, un primo insoportable. ¿Qué os he hecho? Pero, nada. Os doy una prueba de ello, prometiéndoos acompañar vuestro cuerpo a la última mansión. ¡Mi cuerpo! exclamó con doloroso escalofrío. Aun no estoy muerto, señorita. Sabed que no me mataré y que parto para Rusia. ¡Buen viaje, primo!
-Don Quijote de la Mancha -respondió Sancho Panza-, y es caballero aventurero, y de los mejores y más fuertes que de luengos tiempos acá se han visto en el mundo. ¿Qué es caballero aventurero? -replicó la moza. ¿Tan nueva sois en el mundo que no lo sabéis vos? -respondió Sancho Panza-. Pues sabed, hermana mía, que caballero aventurero es una cosa que en dos palabras se ve apaleado y emperador.
Pues una dama que arrastraba vestidos de seda y terciopelo con vistosas pieles; una dama de cabellos rubios, que en bucles descendían sobre su alabastrino cuello. La tal solía gastar quevedos de oro, y á veces estaba sentada al piano tres días seguidos. Sabed cómo la conoció Pacorro y quién era aquélla celestial hermosura.
37 Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. 39 y no conocieron hasta que vino el diluvio y tomó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. 42 Velad pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43 Pero sabed esto, que si el padre de la familia supiese a cuál hora el ladrón había de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
Sabed que al hombre, como al hierro, hay que pedirle las cosas en caliente, porque pasados en uno el entusiasmo amoroso, y la incandescencia en otro, quedan fríos y duros, y a nada se prestan. Sin embargo, hay hombres de hombres. Don Juan se quitó de la boca el mango de pluma y escribió con letra clarísima cinco mil pesetas.
Fuera de esto, sabed que Salamanca gozó siempre opinión de barata y de rica, y que sus alimentos son también muy celebrados. »Conque..... he dicho.» Aplausos y aclamaciones acogieron este discurso; y, sin más debate, aprobóse por unanimidad el proyecto, quedando decidido que á la noche siguiente saldríamos para Salamanca.
"Vos os habéis dicho en puridad: 'Más valen coces de monje que halagos de escudero'; mas pronto vos veré como la pimienta negra, rugada, tostada y en pos molida. Si os ofendéis de mis razones, sabed que a quien me hace mal con la boca, le muerdo con la cola; y que habló la boca por do pagó la coca.
Y el rey fijó una mirada vaga en la puerta que correspondía á la recámara de la reina. Aquella mirada hizo sudar á la duquesa. Sabed dijo el rey, acercándose más á doña Juana y en voz sumamente baja que mi confesor ha estado encerrado gran parte de la tarde conmigo. Detúvose el rey, y la duquesa sólo contestó abriendo mucho los ojos, porque no sabía á dónde iba el rey á parar.
Si alcanza Mi fe lo que ha pretendido, El amor que le he tenido Se ha de trocar en venganza. Vanse. Sale el REY y el CONDE y DON ENRIQUE y acompañamiento. REY. Mientras que se apercibe Mi partida a Toledo y me responde El de Aragón, que vive Ahora en Zaragoza, sabed, Conde, Si están ya despachados Todos los pretendientes y soldados; Y mirad si hay alguno También que quiera hablarme.
Palabra del Dia
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