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Actualizado: 24 de junio de 2025
Hubo un momento en que Batiste creyó ver algo negro que se agarraba á las cañas pugnando por remontar el ribazo. Pretendía escaparse... ¡fuego! Sus manos, que sentían la comezón del homicidio, echaron la escopeta á su cara; partió el gatillo... sonó el disparo, y cayó el bulto en la acequia entre una lluvia de hojas y cañas rotas.
Su destino era devorar, ser fuerte, y si se veía desarmada, con las defensas rotas, entregarse al infortunio sin protesta y perecer. ¡La muerte antes que abdicar de su origen, de la noble fatalidad del nacimiento! Para los fuertes no había en la tierra y en el mar satisfacciones ni vida fuera de su ambiente.
¡Aquélla era, sí, la muy noble y muy leal matrona, con sus rotas murallas; con su centenar de torres y cúpulas, que en línea horizontal se dibujaban en el cielo; con sus amplios edificios de dorada piedra, que reverberaban al sol, y precedida de una verde arboleda, que parecía servirle de zócalo ó de alfombra!
Allá por un rincón se verán jóvenes flacas y desmelenadas que huyen, con las túnicas rotas, levantando las manos al cielo. Lucía dijo Juan reprimiendo mal las lágrimas, al oído de su prima, siempre absorta : ¡y que esta pobre Ana se nos muera!
Conspirábase ya en favor de las nuevas ideas, cuando Sir Tomás Picton, gobernador inglés de la isla de la Trinidad, recibió un despacho en el cual su gobierno le encargaba favoreciese la causa de la independencia americana; pues por aquel entonces, rotas las buenas relaciones entre España é Inglaterra, ésta buscaba todos los medios hábiles de hacer la guerra á aquella, y el mencionado despacho, impreso de órden de Picton, circuló con gran rapidez entre todos los venezolanos.
Me arrastran hace quince años de demora en demora; esperan mi muerte, que lo acabará todo... Y créalo usted, no esperarán largo tiempo: menester es hacer una de estas mañanas, demasiado lo siento, mi último sacrificio... Esa pobre catedral, mi único amor, que había reemplazado en mi corazón tantas afecciones rotas... Ella no tendrá jamás sino una piedra, y esa será la de mi tumba.
Es la primera, que me valdré sólo de mi razón natural, colocando con mucho respeto las creencias, adquiridas por educación, tradición y revelación, en una a modo de arca santa, de donde tal vez necesite sacarlas más tarde, si yo mismo, imitando a Noe, no me introduzco y refugio también en el arca para huir del diluvio de disparates que podrá salir de mi estudio, como el famoso diluvio de las aguas salió de las rotas o abiertas cataratas del cielo.
Jamás Visita hizo la niña de mejor buena fe, jamás Obdulia consintió a Joaquín más tonterías, según su vocabulario lleno de eufemismos; Edelmira y Paco hicieron unas paces rotas ocho días antes; hasta los viejos cantaron, bailaron un minué y corrieron por el bosque; don Víctor hizo diabluras y se cayó al río, pretendiendo saltarlo de un brinco por cierto paraje estrecho.
Con dicha esperanza escribo esta carta, y confío en que no me comprometerá usted abusando de ella; mas aunque desconfiase, de nada tendría miedo. Podría usted causarme el mayor daño y me sería menos insufrible que su empeño de reanudar relaciones. Rotas están para siempre y nada temo por mí. Temo por usted y le aconsejo que se vaya cuanto antes a Europa.
De salud, sí, en efecto: me encuentro perfectamente; pero estas gafas endiabladas no hay forma de que se mantengan enteras. Y refirió al doctor toda la historia. Este se quedó pensativo, y dijo al cabo de un rato: El auvernés anda por medio. ¿Tenéis aquí alguna de las monturas rotas? Debajo de mis pies tengo la última.
Palabra del Dia
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