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Actualizado: 24 de junio de 2025
Al entrar en las piezas ocupadas por el populacho doloroso, se transfiguraban, animando con su regocijo el ambiente cargado de lamentos, de perfume de drogas y hedor de carnes rotas. El recuerdo de madres y novias adquiría mayor relieve al ser evocado por sus labios.
Saltando sobre las hojas rotas de la puerta aparecieron bajo su arco varios hombres que parecían asombrados de su buena suerte y miraban en torno, no sabiendo por dónde escapar. Debían ser los compañeros de Ra-Ra.
Pausas, grandes pausas, notas largas, estertores musicales, lloriqueos de almas rotas, fusión de cosas amargas, y entre el lloro de las notas lamentables y solemnes, melancólicas y graves, un olor a flores mustias, un vuelo de negras aves cantando en el aire gélido la canción de las angustias. Pausas, grandes pausas.
Ofrecía el hermoso caserón un aspecto lamentable; en la huerta abandonada, las lilas mostraban sus ramas rotas, y una de las más grandes de un magnífico tilo, desgajada, llegaba hasta el suelo. Los rosales trepadores, antes tan lozanos, se veían marchitos. Subió Martín por su calle a ver la casa en donde nació.
Lo que habían padecido aquellas pobres figuras en los últimos días, arrastradas de aquí para allí, puestas en ésta ó en la otra forma, sólo Dios, la mamá y el purísimo espíritu que había volado al cielo lo sabían. Estaban las rotas esculturas impregnadas, digámoslo así, del alma de Celinina, ó vestidas, si se quiere, de una singular claridad muy triste, que era la claridad de ella.
Pablo posee un espíritu de indagación asombroso; pero este espíritu de investigación es un valiente pájaro con las alas rotas. Hace días que está delirante, no duerme, y su afán de saber raya en locura. Quiere que a todas horas le lea libros nuevos, y a cada pausa hace las observaciones más agudas con una mezcla de candor que me hace reír.
Bajaban a las hondonadas de tierra sembrada de mies raquítica; subían a los vertederos, donde lentamente, con la tierra que vacían los carros del Municipio, se van bosquejando las calles futuras; pasaban junto a las cabañas de traperos, hechas de tablas, puertas rotas o esteras, y blindadas con planchas que fueron de latas de petróleo; luego se paraban a ver muchachos y gallinas escarbando en la paja; daban vueltas a los tejares; se detenían, se sentaban, volvían a andar un poco, sin prisa, sin fatiga.
Muy pronto corrió la voz de que se había encontrado muerto un paje de la reina en las escaleras de las cocinas. Y junto á ésta, corrió otra voz no menos escandalosa. El aposento del cocinero mayor estaba abierto y abandonado, rotas algunas puertas, roto un gran cofre y vacío. La mujer y la hija del cocinero mayor habían desaparecido.
La falda era de verano, y por debajo asomaban unas botas rotas, mucho más grandes que sus pies. Saluda, muchacha dijo la vieja ; es tu tío Gabriel; un ángel de Dios, a pesar de sus calaveradas. A él debes que yo te haya buscado. La jardinera empujaba a Sagrario hacia su tío.
En el patín, si es verdad que se veía claro, no consolaba mucho los ojos el aspecto de un montón de cal y residuos de albañilería, mezclados con cascos de loza, tarteras rotas, un molinillo inservible, dos o tres guiñapos viejos y un innoble zapato que se reía a carcajadas.
Palabra del Dia
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