Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de junio de 2025
Y exclamaba: ¡Ah! quisiera morir, reducirme á la nada, dejar á mi patria un nombre glorioso, ¡morir por su causa, defendiéndola de la invasion estrangera y que el sol despues alumbre mi cadáver como centinela inmóvil en las rocas del mar!
Tenían fortaleza de ánimo y confianza en sus propias fuerzas, y en tiempos difíciles ó peligrosos, cuando se trataba del bienestar de la cosa pública, eran como muralla de rocas contra los embates de las tempestuosas olas.
¿Y para qué sirven dijo María con mezcla de inocencia y de indiferencia los peladeros de pava en la reja?, ¿a qué sirven los guitarreos, si tocan y cantan mal, sino para ahuyentar los gatos? Habían llegado a la playa y Stein suplicó a María se sentase a su lado, sobre unas rocas.
En las inmediaciones de los manantiales silíceos hay depósitos de arcillas blancas, amarillas, rojas y gris azuladas, alternando en capas poco potentes como las margas irisadas: probablemente son producto de la descomposición de rocas volcánicas acarreadas allí por las aguas y coloreadas por óxidos de hierro.
¡Por las rocas de la Carniola! ¡tardas bastante tú también! exclamó viendo la segunda escampavía destacarse del horizonte y avanzar con rapidez . Llegan aquí como dos sabuesos que atacan a una corza en un zarzal; pero los sabuesos son pesados y torpes mientras que la corza es astuta y ligera. ¡Por sus ojos azules! la caza va a comenzar, porque se oyen los cuernos.
Dejé a D. José María para ver lo que pasaba, y en cuanto puse los pies fuera de la cámara, me enteré de la comprometida situación en que se encontraba el Rayo. El vendaval, no sólo le impedía la entrada en Cádiz, sino que le impulsaba hacia la costa, donde encallaría de seguro, estrellándose contra las rocas. Por mala que fuera la suerte del Santa Ana, que habíamos abandonado, no podía ser peor que la nuestra. Yo observé con afán los rostros de oficiales y marineros, por ver si encontraba alguno que indicase esperanza; pero, por mi desgracia, en todos vi señales de gran desaliento. Consulté el cielo, y lo vi pavorosamente feo; consulté la mar, y la encontré muy sañuda: no era posible volverse más que a Dios, ¡y
Tan atestados tenía los oídos de lisonjas, tan repetido llegó a ser el tema amoroso con que la asediaron galanes de todas las imaginables cataduras, que ya consideraba el caso como una rutina obligada en los usos de la buena sociedad; le sonaban aquellos arrullos como un ruido más de los ruidos del mundo, y pasaban con éstos sobre ella como el aire sobre las rocas.
Terminaron los sacudimientos al quedar atrás la línea de rocas submarinas, y un mar de azul obscuro y profundo se extendió sin límites ante la proa del bote. Entramos en el mundo de los Hombres Montañas gritó alegremente Gillespie. Después de estas palabras se hizo inmediatamente la noche, y Edwin sintió de golpe toda la fatiga de los esfuerzos que llevaba realizados.
Así como avanzaba la mañana aumentaba el hormigueo en torno de las rocas, que, vistas de lejos, destacábanse como escollos sobre el oleaje de cabezas.
Zurbelcha, envuelto en el sudeste, encorvado hacia adelante, llevaba el remo que hacía de timón, era el práctico que conocía mejor la costa y los arrecifes. Un movimiento a destiempo, y la lancha se estrellaría entre las rocas. Zurbelcha tenía los nervios de acero, y una precisión de algo matemático.
Palabra del Dia
Otros Mirando