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Actualizado: 22 de junio de 2025


Al oír esta relación, Pedro Lobo no pudo aguantar más, montó en cólera y dijo a la dueña: Ea, basta ya, doña Duval o doña Marisápalos, y no pretenda burlarse de e intimidarme con mentiras o con ridiculeces. Pronto, largo de aquí, si no quiere usted que me olvide de que es mujer y... vieja. Lo de vieja dolió en extremo a Madame Duval, porque se consideraba joven y casi lo era.

Pero con todo eso atendía a la plática y no perdía la ocasión de mostrarse ingenioso, incisivo y dominar a los demás por su donaire. Abandonada la filosofía, se había entrado en el terreno de las personalidades. Se trajo a cuento los defectos, las manías y ridiculeces de las personas conocidas de la alta sociedad.

Rivadavia renuncia, en razón de que la voluntad de los pueblos está en oposición, «¡pero el vandalaje os va a devorar!», añade en su despedida. ¡Hizo bien en renunciar! Rivadavia tenía por misión presentarnos el constitucionalismo de Benjamín Constant con todas sus palabras huecas, sus decepciones y sus ridiculeces.

Alejandro Dumas que Paris, en el siglo XI y bastante despues, era una horda, porque solamente en una horda pueden consentirse tamañas tropelías. Más valiera que el Sr. Dumas tuviese presente la historia de su pueblo, antes de hacer befa de una nacion leal y generosa, á quien paga con despropósitos, con calumnias y ridiculeces. Sexta.

En la titulada Marcela ó á cuál de los tres, por ejemplo, la más aplaudida y popular, toda la acción consiste en las pretensiones amorosas de tres amantes á la mano de una viuda joven y lista, distinguiéndose cada uno de ellos por sus debilidades y ridiculeces especiales, y siendo rechazados todos tres al fin de la jornada; pero los varios giros, que el poeta imprime á este plan tan sencillo; las combinaciones variadas, á que da nacimiento, tan ingeniosas y desemejantes; la pintura de caracteres, hecha con tanta verdad como naturalidad; el ingenio y la ironía que lo llena, y su diálogo chispeante, acompañado de versos excelentes, le prestan tal encanto, que jamás hemos asistido á su representación sin ser testigos del entusiasmo general de los espectadores, y de los aplausos con que lo saludan, mayores y más repetidos de escena en escena.

La cualidad, que lo caracteriza con ventaja suya entre todos los demás poetas dramáticos españoles, es el cuidado con que traza los caracteres, la verdad de su pintura de costumbres, la gracia con que sabe censurar las ridiculeces humanas, y su vis cómica en la exposición de hechos y situaciones divertidas.

No faltan en ellos ingeniosos chistes y cómicas situaciones, ni dejan de ser censuradas con agudezas de buena ley las locuras y ridiculeces humanas.

Y cuando llegan las nuevas contratas, los mercenarios ruiseñores levantan otra vez el vuelo, indiferentes, sin importarles dónde van; y de nuevo los trenes y los steamers los distribuyen por toda la tierra con sus ridiculeces y manías para recogerles meses después y devolverles a la Galería, su legítima casa, el escenario fijo en el cual han de arrastrar su vejez.

El labio superior de Cora, sudoroso bajo los polvos de arroz, siempre cubierto de un rocío de salud, le disgustaba como el hocico de una hermosa bestia de grosera vitalidad; su empalagosa charla, siempre girando sobre las modas, los apuros pecuniarios o las ridiculeces de las amigas, acabó por causarle náuseas. Además, en aquello no había amor, ni capricho siquiera.

Por este aborrecimiento injusto, por su presunción y ridiculeces, Miguel no pagaba al cura su estimación; antes buscaba modo de reírse de él y remedarle delante de los compañeros. Un suceso de poca monta vino a aumentar este desprecio y a hacerle formar una idea más ruin aún de su carácter. Ni los paseos ecuestres, ni otras medicinas que el médico le propinó, consiguieron ponerle bueno.

Palabra del Dia

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