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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Retrocedía ante las preguntas que podrían conducir al hecho que él mismo suponía, es decir, que había sido presa de una de sus crisis. ¡Ah! dijo Dolly con dulce gravedad , es como la noche y la mañana, el sueño y la vigilia, la lluvia y la cosecha; una cosa se va, la otra viene, y nosotros no sabemos ni cómo ni cuándo.
Si era una virgen, bueno; si era una mujer como Leonora, bien; había que conformarse ciegamente, y el que se detenía como él, el que retrocedía estaba perdido; veía en torno una noche sin fin, y jamás volvía a pasar ante sus ojos el risueño amor coronado de flores, entonando esa canción que sólo se oye una vez en la vida.
¡Che, tartanero... para! Y abalanzándose a la portezuela, la abrió con estrépito e invitó a subir a Tono, que retrocedía con asombro.
El pobre animal retrocedia, avanzaba, ladraba, se mordia á sí mismo, chillaba, gruñia, y cuanto más se meneaba, más se encendia la lana. El amo le llamaba, y queria apagar el fuego, pasando el baston á raíz de la piel; pero el palo le lastimaba las quemaduras, y el perro aturdido hacia ademan de morder al amo, con una rabia y un atolondramiento indefinibles.
Viendo la caballeria del enemigo, dividido en tres partes el ejército de los indios, con un movimiento rápido cortó á la que retrocedia de la que peleaba, y así un trozo, siguiendo á los rendidos, los puso en fuga, y mató: mas, la otra, unida con la infanteria por la retaguardia, atacó á los que peleaban, y con ferocidad los destrozó; y finalmente, con dificultad hizo cesar el General la matanza.
He aquí la verdadera y exacta situación de las divisiones españolas y francesas en la noche del 18 al 19 de julio. Íbamos a luchar con Dupont, sólo con Dupont. Pero ¿y si Vedel, conociendo a tiempo su error, retrocedía velozmente para caer de improviso sobre nuestra espalda durante el combate?
La doncella ardía de curiosidad, aventuraba algunos pasos de puntillas hacia la glorieta, esquivando tropezar con las hojas secas para no hacer ruido; pero tenía miedo de ser vista y retrocedía hasta el patio, desde donde no podía oír más que un murmullo, no palabras. Sintió que Anselmo abría la puerta del zaguán y que el amo subía. Corrió Petra a su encuentro.
En efecto, poco sensible a las bellezas de la naturaleza, la indolente criolla, que no hubiera dado dos pasos para admirar el más maravilloso paisaje, no retrocedía ante media legua para ir a ahogarse en una sala de concierto escuchando a algún cantante parisiense mientras protestaba llena de convicción: Es por ti, hija mía, exclusivamente por ti.
Aquí los tenéis cayendo del cielo como los buitres. ¡A mí, los hombres rojos, a mi! ¡Acabemos con esta raza de perros! ¡Ah, ah! ¿Eres tú, Minau; eres tú, Rochart?... Y nombraba a los muertos del Donon con sangrientas burlas, desafiándolos como si estuviesen presentes; después retrocedía paso a paso, golpeando en el aire, lanzando imprecaciones, llamando a los suyos, forcejeando como en una refriega.
Las mujeres y los chicos refugiábanse en los graneros, y los hombres, arremangados de piernas, chapoteaban en el líquido fangoso, poniendo en salvo los aperos de labranza, o tirando de algún borriquillo que retrocedía asustado, metiéndose cada vez más en el agua.
Palabra del Dia
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