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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Más enfurecidos ellos cuanto mayor era el número de los que se retiraban contusos, se atacaban con creciente furor. Estaban rojos. Sus brazos, al parecer descoyuntados, elásticos, flexibles como una banda de cuero, funcionaban con aterradora prontitud. Ni Zarapicos se acordaba ya de los matacandiles, ni Gonzalete de los alfileres. Morir matando era su ilusión.

El combate este día fué bien reñido y duró más que ninguno de los pasados, y durara mucho más si el día diera lugar á ello, porque los turcos que mandaban daban palos y cuchilladas á los que se retiraban de la batería, y reforzaban cada hora el combate. Estos días hobo muchos heridos y muertos de los turcos. De los nuestros muy pocos.

Arrojóse en una silla junto a mi cama, y cuando los dos ancianos se retiraban a su aposento, me habló así: Gabriel, ¿ya estás bueno? ¿Has recobrado el juicio? ¿Entiendes lo que se te dice? ¿Dónde está Inés? le pregunté con ansiedad. ¡Oh, desgraciado de ! exclamó, ocultando el rostro entre las manos . estás enfermo todavía, y si te doy la noticia... ¿Que dónde está Inés?

A la mañana siguiente salió Orellana contra ellos, con la mayor parte de su gente: pero como el designio principal que se habian propuesto era reunirse con los de Chucuito, luego que supieron su retirada, y que estaba preso el Comandante Mamani, variaron de dictámen, contentándose con llevar el ganado que habian juntado el dia antes, y pegar fuego al pueblo de Paucarcolla al pasar por él cuando se retiraban.

Tratábase nada menos que de la aparición de una fuerte cuadrilla de bandoleros, que, no contentos con cometer en despoblado mil y un estropicios, penetraban de noche en la ciudad, realizaban robos y se retiraban tan frescos como quien no quiebra un plato ni cosa que lo valga.

¡Ir en el mismo coche, tenerla al lado, aspirar su perfume, rozar la seda de su traje, verla pensativa, con los brazos cruzados, bañada por la luna de Filipinas que presta á las cosas más vulgares idealidad y encantos, era un sueño que Isagani no se esperaba! ¡Qué miserables eran los que se retiraban á pié, solos, y tenían que apartarse para dejar paso al rápido coche!

Las compañias de caballeria de Puno, y la de Tiquillaca, mandadas por D. Andres Calisaya, cacique de este segundo pueblo, con otras de las de Chucuito, se opusieron á los que intentaban atacar por la parte del Cerro de Queroni, pero nunca trabaron el combate, porque acometidos huian hasta las faldas de la montaña, y bajaban cuando los nuestros se retiraban.

Con esta determinacion partieron luego de Philadelphia para Niza, Ciudad de Licia, y de allí á Magnesia la que está en la ribera del rio Meandro, donde apenas llegó Roger cuando dos ciudadanos de Tiria vinieron á pedirle socorro diciendo; que la Ciudad no estaba bastantemente fortificada que pudiese defenderse de los terribles asaltos del enemigo, y que si el socorro se tardaba, era cierto el perderse: que los Turcos con poco cuidado se podian coger á tiempo que estuviesen derramados por aquellas vegas, y hacer alguna buena suerte, con grande honra del ejército y provecho suyo: que en llegando la noche se retiraban á los bosques, y salido el sol volvían á talar y destruir la campaña.

Hacía un rato que el tabique no comunicaba queja alguna. Dos o tres amigas de la Fábrica, entre ellas Guardiana, que ya no se quejaba de la paletilla, entraban un momento, se ofrecían, se retiraban con ademanes compasivos, con resignados movimientos de hombros, con reflexiones pesimistas acerca de la fatalidad y de la ingratitud de los hombres.

Como un inmenso murmullo de marea, todas las bocas confirmaron a coro: Amén. La reina se levantó, y se sentó en el trono, junto al rey, resplandeciendo de santidad y de hermosura. Y en la atmósfera vibró un coro de invisibles ángeles, mientras se retiraban lentamente el gran inquisidor de Felipe II y sus demás acompañantes, de vuelta al palacio de la calle del rey Francisco.

Palabra del Dia

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